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Epic Games pagaría 520 millones por exponer la seguridad de niños en sus videojuegos.
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Este caso hace que muchos se cuestionen si los esfuerzos en temas de privacidad han sido suficientes.
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Especialistas consideran que la responsabilidad de mantener seguros a los niños ante la conectividad no recae sólo en los padres, sino en las compañías.
Lo que el caso de Epic Games nos ha enseñado es que, en medio del éxito, incluso las compañías más cuidadosas y con más éxito en el mercado son capaces violar la privacidad de los niños con tal de obtener beneficios económicos. En este sentido, muchos se preguntan si la línea que dividía lo políticamente correcto y lo no aceptable en términos de respeto a la privacidad ya se rompió, o si incluso hace mucho que se había roto.
Epic Games, desarrolladora de ‘Fortnite’ y ‘Fall Guys’, ha cosechado una gran fama entre los videojugadores del momento, siendo dos de los espacios más visitados por gamers en el mundo. En este sentido, los riesgos de caer en una inconsistencia legal son mayores. Por ello, analizar el caso de Epic Games es necesario para entender no sólo desde la perspectiva empresarial los riesgos de implementar “dark patterns” con el objetivo de generar mayores ingresos, sino desde la perspectiva humana, la cual ya ha causado severos daños a los niños afectos.
Epic Games pierde demanda millonaria
Epic Games Inc. deberá pagar una multa de 520 millones de dólares, según lo acordado con el Departamento de Justicia de Estados Unidos, junto a la Comisión Federal de Comercio (FTC), a través de una demanda presentada ante el Tribunal de Distrito de Estados Unidos para el Distrito Este de Carolina del Norte.
Este pago se dividirá en dos acuerdos: el primero es una multa por 275 millones de dólares debido a una violación a la Ley de Protección de la Privacidad en Línea para Niños (COPPA por sus siglas en inglés), esta misma expresada como la sanción más grande jamás registrada por la FTC; por otro lado, a reserva de lo que apruebe el tribunal, Epic Games deberá pagar 245 millones de dólares más para reembolsar a clientes por aquello que ha sido denominado como “dark patterns” o patrones oscuros.
El término dark patterns responde a que la compañía habría implementado “trucos” en el diseño diseño y la comercialización de sus juegos con el objetivo de engañar a millones de jugadores con el objetivo de que realizaran compras “voluntariamente”, lo que además no hacía distinción entre adultos y niños.
De hecho, entre lo que se llevó a tribunales fue que, aparentemente, la desarrolladora tenía conocimiento de que recopilaba información de niños, lo que incluía nombres, correos electrónicos e identificadores utilizados para el seguimiento de sus compras en el videojuego, de sus configuraciones y de sus listas de amigos. La compañía no pudo comprobar que notificó a los padres que estaba almacenando dicha información.
Finalmente, aunque no un tema menor, se señaló que Epic Games mantuvo “configuraciones de privacidad predeterminadas” que eran injustas según la Sección 5 de la Ley de la FTC. Según lo dicho, dichas configuraciones transmitían públicamente los nombres de los niños y los adolescentes en Fortnite, manteniéndoles en comunicación directa con jugadores adultos en tiempo real, lo que inevitablemente provocó problemas de autoestima y temas de acoso para muchos de ellos.
Estas violaciones se registraron como multas ante la Regla de Protección de la Privacidad en Línea para Niños (Regla COPPA) y la Ley de la Comisión Federal de Comercio. Con ello, la compañía deberá responder a una orden judicial permanente con respecto a la información personal recopilada de los niños previamente.
Riesgos expuestos en ‘caso Epic Games’; ¿cómo proteger a los niños en 2023?
En los últimos años, el tema del respeto a la privacidad de los usuarios ha sido de principal atención. Para muchas compañías, esto dejó de ser un tema “del futuro” y tal cómo se ha observado con el caso de Epic Games, comienza a ganar relevancia el poder garantizar la seguridad de los usuarios. De hecho, el discurso de muchas empresas en 2022 ha sido enfocado a la fidelización y a la garantía del uso responsable de la información personal, y no es casualidad.
El caso es que muchas personas aún dudan de ingresar datos personales en una plataforma, sea del sector que sea, debido a que algunas compañías continúan realizando prácticas poco éticas. En ocasiones se piensa que el “enemigo” viene desde afuera, que sólo los piratas digitales pueden afectar a los usuarios, pero este caso en particular demuestra que aún hay mucho por hacer.
De hecho, en entrevista con Arturo Torres, estratega de seguridad contra amenazas de FortiGuard Labs para Latinoamérica y el Caribe, este mencionó que los usuarios en 2022 seguirán estando expuestos no sólo a ataques y al uso indebido de su información:
“Muchas de estas nuevas maneras de interactuar van a demandar a los usuarios que liguen su cuenta a una tarjeta bancaria, tarjeta de crédito, billeteras digitales, criptomonedas. Esto conlleva riesgos, ya que muchas de estas aplicaciones ya se están utilizando para desplegar phishing, ingeniería social que llevan a la víctima a perder sus ingresos invertidos en la plataforma, o incluso la suplantación de su identidad digital”.
Sin embargo, el riesgo aumenta si lo pensamos con respecto al público infantil. Un estudio de DQ Institute, arrojó datos interesantes con respecto a la conectividad infantil. Con una encuesta realizada a más de 140 mil niños de 30 países, entre 2017 y 2019, la investigación señaló que al menos el 7 por ciento de los niños estuvo en riesgo de padecer un trastorno asociado al uso de las redes sociales. Este porcentaje se eleva (13 por ciento) si consideramos a los trastornos asociados al uso de los videojuegos.
Además, el estudio registró que el 17 por ciento de los niños estuvo en contacto con desconocidos en sitios de internet, mientras el 28 por ciento recibió amenazas mientras jugaba. De aquí se sabe que el 29 por ciento se mantuvo en contacto con contenido violento y de corte sexual. El 45 por ciento sufrió bullying o ciberacoso, mientras que el 60 por ciento estuvo expuesto a riesgos cibernéticos.
Ante estas cifras, se le preguntó al especialista y Country Manager de Indigitall México, Bernardo Islas, sobre los riesgos que conlleva el optimizar la tecnología sin implementar estrategias de protección en espacios digitales, a lo que señaló que las compañías deben recaer principalmente en estos temas no sólo para no ser invasivos, sino para garantizar una seguridad en relaciones humanas. Aunado a ello, señaló que los padres deben estar atentos a este cambio digital:
“Ahora también es un reto estar en estos espacios en donde tienes una segunda vida, en donde realmente te desconectas y te conectas en un mundo virtual para platicar con cualquier persona en el mundo. Es un reto sobre todo para los papás. Deben tener cuidado en cómo los niños están interactuando en esta segunda vida, tener cuidado con quién están compartiendo, con quién están conectando”.
Sin duda, que la digitalización y la conectividad del entretenimiento crezca desmesuradamente complica las cosas, pues el dilema de permitir a los hijos aprovechar estas estrategias va asociado a la pregunta ¿qué tanto estoy velando por su seguridad? Con ello, quizás es momento de evitar que la responsabilidad recaiga solamente en los papás, sino también en las compañías que, en favor de generar más ingresos, terminan cediendo ante la tentación de políticas engañosas y del silencio enmarcado en los dark patterns.
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