Imagina que entras a una feria de franquicias como quien se adentra a un gigantesco bazar en Estambul: luces, colores, vendedores sonrientes y promesas que parecen irresistibles. Todo brilla. Todo suena a éxito seguro. Pero, como en esas historias donde el viajero compra una alfombra “mágica” que al final resulta ser un simple tapete, no todo lo que encuentras en una feria de franquicias te llevará a volar.
He visto con tristeza, infinidad de emprendedores salir de estas ferias (en todo Latinoamérica) convencidos de que encontraron “la oportunidad de su vida”, solo para descubrir meses después que habían comprado humo disfrazado del mejor negocio. Y es que uno de los mitos más grandes que rondan estos eventos es pensar que, porque una marca se exhibe en una feria, automáticamente es seria, confiable, certificada o rentable. Nada más lejano de la realidad.
En México, la legislación en materia de franquicias, aunque es breve y es perfectible, es clara en la información que se debe entregar al candidato 30 días antes de firmar y el castigo de no hacerlo. Sin embargo, en la práctica parece ser que basta con tener una marca registrada para poder decirse “franquicia” y aparecer en una expo con un stand. Nadie supervisa, nadie valida, nadie certifica; por supuesto no es trabajo de los organizadores de la feria para quienes su negocio es vender stands. Y ahí está el gran riesgo: el inversionista llega buscando un camino seguro para no equivocarse… y termina en una jungla donde la información, más que la oferta, es la verdadera brújula.
Pensemos en una analogía cinematográfica: en El Show de Truman, el protagonista vive en un mundo fabricado a la perfección para hacerlo creer que todo lo que ve es real. Así pasa en muchas ferias: la puesta en escena es impecable, los stands parecen sólidos y los catálogos muestran fotos perfectas con proyecciones financieras siempre positivas. Pero detrás puede no haber estructura, manuales, soporte ni siquiera procesos claros y mucho menos un dueño que entienda que ser un franquiciante profesional requiere de un largo camino y gran preparación.
La diferencia entre el éxito y el fracaso no está en la belleza del stand, sino en la solidez del modelo detrás de la marca. Un estudio del Failure Institute lo deja claro: 70 % de los negocios en México cierran antes de cumplir dos años, principalmente por falta de ingresos suficientes, ausencia de indicadores y procesos deficientes. Ese es justo el camino que una franquicia debería ayudarte a evitar… si de verdad está bien construida. Según un estudio del Instituto latinoamericano de la Franqucia 74% de las empresas que se inician como franquicias nuevas fracasan antes del cuarto año lo cual es alarmante y reflejo de una cruda realidad.
Ahora bien, no todo es peligro. En medio de ese océano de opciones sí existen perlas valiosas: marcas que llevan años perfeccionando sus modelos, que tienen manuales claros, procesos probados, proveedores seguros y, sobre todo, historias de franquiciatarios que han crecido junto a ellas. El reto es cómo identificarlas.
“Invertir en un negocio sin investigarlo es como jugar póker sin mirar las cartas.” — Peter Lynch
Al final del día, adquirir una franquicia no es comprar un logo ni una receta de cocina. Es sumarse a una historia empresarial que ya recorrió el camino de los errores, la prueba y el ajuste. Una buena franquicia no te promete el cielo; te ofrece acompañarte en la ruta y juntos trabajar por un mismo objetivo.
Aquí conviene recordar una lección que Hollywood nos ha repetido en decenas de películas: los héroes que triunfan no lo hacen porque todo sea fácil, sino porque tienen una guía, un mentor o un equipo que los respalda. Luke Skywalker tenía a Yoda; Neo tenía a Morfeo. Un franquiciatario debería tener a su franquiciante en ese papel: alguien que no solo entrega un recetario, sino que entrena y acompaña para enfrentar lo inesperado.
Muchos emprendedores se lanzan al vacío pensando que un buen producto o un local bien ubicado es suficiente. Pero emprender implica mucho más: crear procesos, construir marca, manejar inventarios, formar equipos, negociar con proveedores y miles de actividades más. Es un camino largo, costoso y lleno de trampas.
La franquicia debería ser, justamente, la vía para no andar solo. Pero si eliges mal, no solo caminarás sin guía: cargarás con el peso de una falsa seguridad que puede hundirte más rápido. Porque en los negocios, como en la vida, no se trata de elegir lo más vistoso, sino lo más sólido. Entre espejismos y perlas, la elección correcta puede marcar la diferencia entre perderlo todo o construir un futuro empresarial duradero.
Recuerda: vuélvete investigador de tiempo completo y recuerda que antes de entrar a una expo de franquicias debes dejar la pluma y la chequera y/o el token en casa. No hay prisa es una decisión muy importante para tu futuro y el de tu familia así que a tomársela con calma y al que te quiera hacer firmar apresuradamente dile que no, corre y cuéntaselo a quien mas confianza le tengas.
Espero que esta colaboración (número 104) sea de utilidad para tu negocio. Recuerda visitar mi canal de Youtube “FranchiseZar” donde encontrarás un gran acervo en temas de negocios, franquicias y emprendimiento. Escúchame en el programa LA FORMULA DE LA FRANQUICIA. ¿Interesado en adquirir una franquicia? Pregúntale a FranchiseZar® y #notedejessoprender.