Cuando iniciamos este proceso, el cual no fue fácil adaptarse rápidamente, nos vendieron la idea de que ello representaba un importante ahorro de energía principalmente en los hogares, otros decían que fue para alinearnos a los horarios de los EEUU., Y las bolsas de valores, y así empatar con el llamado CT por sus siglas en inglés (Central Time).
La realidad y de acuerdo con el FIDE (Fideicomiso para el Ahorro de Energía), órgano que gestiona la eficiencia del consumo eléctrico en nuestro país, indica que este cambio de horario contribuye a un ahorro en el consumo de 945.29 de vatios por hora (GWh); ahorro en demanda de 591.72 megavatios (MW); y 498 mil toneladas de emisiones evitadas de dióxido de carbono (CO₂).
El horario de verano ayuda a los interruptores de luz, especialmente en los hogares se enciendan más tarde. Esta disminución en el uso de energía eléctrica representa una menor quema de combustibles.
Para dimensionar lo que estas cifras representan en ahorro de energía, durante el cambio de horario, el fideicomiso comparó la cantidad de 945.29 de vatios con la producción de energía, la cual es suficiente para abastecer a de luz eléctrica a 592,240 casas anualmente, cifra no muy representativa considerando que en nuestro país se cuantifican 35.2 millones de hogares, de acuerdo con el censo del 2020 realizado por el INEGI. Ello representa un 16% de la totalidad de hogares en nuestro país.
De acuerdo con varios expertos en sustentabilidad, efectivamente el impacto en reducción de consumo de energía no es muy relevante, sin embargo, no es un riesgo sistémico eliminarlo, sí hay un ahorro y ese ahorro en un mundo de transición energética, en la que se busca ser más sustentable, la energía más sustentable es la que no se consume y el horario de verano contribuye a eso.
Por el contrario, hay otras voces que opinan que el horario de verano tiene afectaciones biológicas y psicológicas en las personas. De acuerdo al portal “Noticias IMER” en una entrevista realizada a Guadalupe Terán Pérez, presidenta de la Sociedad Mexicana para la Investigación y Medicina del Sueño, enfatizó que el cambio de horario afecta fisiológicamente porque al haber más luz por la noche, se retrasa el inicio del sueño con lo cual, a la mañana siguiente, las personas están más cansadas, irritables y sensibles e incluso estudios realizados en Estados Unidos indican que en las primeras semanas con el horario de verano, aumentan las hospitalizaciones por infarto asociadas a una restricción de sueño.
Acerca de la posible eliminación del horario de verano en México, la también coordinadora del Centro de Sueño y Neurociencias resaltó que en términos de salud no habría afectaciones porque el ser humano está más acostumbrado al horario de invierno.
“En realidad no pasaría nada porque el cuerpo se va adaptando a lo que va sucediendo, entonces si ya no tienes que estar moviendo tu horario, el reloj biológico va a transitar de manera natural como lo hace de acuerdo con los cambios de luz y oscuridad, obviamente nuestro cuerpo se acostumbra al horario normal, donde las noches son más largas y los días más cortos, entonces sino hacemos ninguno de estos cambios, obviamente nuestro cuerpo se adapta y funciona de manera regular”.
Entre los países que han cancelado el horario de verano están Brasil, China, Colombia, Egipto, Hong-Kong, Islandia, India, Indonesia, Irak, Pakistán, Perú, entre otros. Inclusive la Unión Europea estaba discutiendo eliminarlo, sin embargo, gracias a la pandemia dejó la decisión inconclusa.
Es cierto que antes de que se instaló el cambio de horario hace 25 años, nuestro cuerpo y mente se adaptaban perfectamente a los cambios estacionales, quizás la pregunta es, para ser más sustentables, ¿No deberíamos poner más atención en otras acciones que impacten de forma más relevante el menor consumo de energía eléctrica, que defender por que se mantenga el horario de verano?
