Vivimos en la era de la revolución cognitiva más acelerada de la historia. Es un fenómeno de mayor trascendencia que incluso el de la ilustración y la llegada de la imprenta. En México, el 72% de la población utiliza diariamente herramientas de Inteligencia Artificial —desde asistentes virtuales como Alexa o Siri, hasta algoritmos de recomendación en redes sociales y buscadores de internet— según el INEGI (2024). Estas tecnologías prometen eficiencia, personalización y acceso instantáneo al conocimiento. Pero aquí surge la paradoja: ¿Qué ocurre cuando delegamos nuestro pensamiento a las máquinas?
Un estudio publicado en Societies por el Dr Michael Gerich, revela que el uso frecuente de IA reduce nuestras capacidades de pensamiento crítico mediante un fenómeno llamado “descarga cognitiva” (cognitive offloading). Hablemos de esto, no como una condena a la tecnología, sino una guía inspiradora para que aprovechemos la IA sin sacrificar nuestra esencia humana: la capacidad de pensar.
¿Qué es la Descarga Cognitiva? El “Atajo Mental”
Imagina tu mente como un músculo. La descarga cognitiva ocurre cuando delegamos tareas mentales (memoria, análisis, toma de decisiones) a herramientas externas, como los algoritmos de IA. Es el equivalente cognitivo de usar un elevador en lugar de subir escaleras:
Cómo funciona:
Para qué recordar un número telefónico, si mi dispositivo los tiene todos guardados y a la mano. Delegamos la memoria al dispositivo. Para qué aprender una ruta o el nombre de las calles, si Google Maps o Waze me pueden llevar. Entregamos decisiones complejas a algoritmos para ahorrarnos tiempo y esfuerzo, desde qué comprar hasta qué noticias leer. Automatizamos el análisis crítico, confiando en resúmenes de IA o verificadores automáticos.
El estudio de Societies lo confirma:
“Existe una correlación negativa fuerte entre la descarga cognitiva y el pensamiento crítico. A mayor delegación, menor capacidad de análisis propio”
En México, esto es particularmente preocupante. Según la UNAM (2024), el 68% de los jóvenes entre 18-25 años prefiere consultar a un asistente de IA antes que analizar fuentes primarias al hacer tareas escolares.
Infodemia: Cuando la Sobrecarga de Información Anula Nuestro Juicio
La descarga cognitiva alimenta un monstruo moderno: la infodemia. La OMS define este término como “la sobreabundancia de información —cierta o falsa— que dificulta encontrar fuentes confiables”.
En México:
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El 61% de los usuarios recibe noticias falsas diariamente (IFT, 2024).
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Los algoritmos de redes sociales (como los de TikTok o Facebook) crean “cámaras de eco“ que refuerzan prejuicios, limitando la exposición a perspectivas diversas para centrarse solo en una línea o perspectiva.
¿Cómo se relaciona con la IA? Las herramientas de IA priorizan la velocidad sobre la profundidad. Al generar resúmenes automáticos o recomendar contenido, nos “ahorran” el esfuerzo de evaluar fuentes, contrastar datos o detectar sesgos.
El resultado: aceptamos información superficial como verdad absoluta.
El Impacto en Jóvenes: Una Generación en Riesgo
El estudio de Gerlich descubrió que los jóvenes (17-25 años) son los más vulnerables en cuanto al uso excesivo de la IA:
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Usan IA un 40% más que adultos mayores.
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Presentan puntajes un 30% menores en pruebas de pensamiento crítico (como el Halpern Critical Thinking Assessment).
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Usan herramientas de IA en lugar de buscadores como Google o bing
Algunos Casos ilustrativos:
Para realizar este artículo hice algunas decenas de entrevistas con personas de diferente generación y actividad profesional y los hallazgos fueron muy interesantes.
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Ana, 19 años (estudiante de la UAM): “ChatGPT escribe mis trabajos. Ya no sé argumentar, ni hacer nada sin él”.
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Carlos, 24 años (emprendedor): “Confío en las recomendaciones de IA para inversiones. Cruzar datos a mano me parece una pérdida de tiempo”.
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Ana María, 29 años (Periodista): “El ChatGPT me quita mucho trabajo para redactar mis notas y buscar información; ahora escribo prompts en lugar de notas”
Este no es un juicio a las nuevas generaciones, sino una alerta: la comodidad de la IA puede atrofiar habilidades esenciales para el futuro, como la innovación, la creatividad, encontrar soluciones, toma de decisiones, etc.
La Educación: Nuestra Vacuna Cognitiva
Aquí llega la esperanza. El mismo estudio revela que la educación superior mitiga los efectos negativos de la IA:
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Los universitarios mostraron un 35% más de pensamiento crítico que quienes solo tienen educación básica.
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La clave no es rechazar la IA, sino usarla con equilibrio cognitivo.
Estrategias para sacar provecho sin perjudicar nuestra mente:
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Enseñar “IA-Literacy”:Este concepto se refiere a las habilidades que tiene una persona para interactuar con sistemas de IA de manera crítica y ética, aprovechando su potencial, sin afectar su integridad intelectual e incluso emocional. Algunas universidades como el Tec de Monterrey ya incluyen cursos para analizar sesgos en algoritmos. Aprender a preguntar: “¿Qué datos entrenaron este modelo? ¿Qué perspectivas omitió?”.
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Promover el “Pensamiento Profundo”:Ejercicios sin tecnología: debates, análisis de textos impresos, solución de problemas comunitarios, trabajos en equipo. El Colegio de México impulsa talleres donde estudiantes contrastan respuestas de IA con investigación de campo.
Básicamente es hacer equipo con la IA; no dejarla que lo haga todo por nosotros. -
Humanizar la Tecnología:Usar IA como “asistente”, no como “oráculo”. Ejemplo: que un algoritmo sugiera temas, pero el estudiante desarrolle argumentos y nuevas ideas. En la medida que veamos a la IA solo como una herramienta a la cual recurrimos cuando la necesitamos y no para todo, puede hacer una diferencia en nuestro cerebro.
“Los participantes con mayor nivel educativo mostraron escepticismo saludable hacia la IA y mayor capacidad de análisis independiente” (Gerlich, 2025).
5 Estrategias para un Cerebro Resiliente en la Era IA
Estas son algunas acciones concretas para fortalecer tu pensamiento crítico:
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La Regla del 70/30:Usa IA para el 70% de tareas rutinarias (buscar datos, organizar agendas). Reserva el 30% para análisis profundos sin tecnología: escribir reflexiones a mano, discutir ideas en grupo.
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Caza de Sesgos:Al recibir una recomendación de IA (en redes sociales, Netflix, etc.), pregúntate: “¿Por qué me muestra esto? ¿Qué intereses ocultos podría haber?”.En ocasiones las respuestas o recomendaciones son fuera de lo común o esperado; es momento de preguntarnos y analizar los motivos para estar recibiendo esa información. La mayoría de los casos es por una cuestión comercial, que responde a los intereses de una marca.
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Ejercicios de “Desconexión Analítica”:Dedica 30 minutos diarios a actividades que desafíen tu cerebro: ajedrez, lectura, escribir diarios, juegos de mesa. ¡El cerebro es como un músculo! La neuroplasticidad nos permite recuperar capacidades mentales. Obviamente ese músculo hay que cuidarlo y alimentarlo.
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Comunidades Críticas:Únete a clubes de debate, talleres de ciencia ciudadana o grupos temáticos en Facebook o Linked in. En esos grupos se genera debate cosntante sobre diferentes temas.
Conclusión: Hacia una Alianza Humano-IA
La IA no es el enemigo. Es una herramienta poderosa que, usada con sabiduría, puede impulsar nuestro potencial. El riesgo está en la automatización de la mente: dejar que algoritmos anónimos piensen por nosotros, erosionando lo que nos hace humanos.
Esta frase del Dr. Gerlich explica todo:
“El futuro no es humano vs. máquina, sino humanos usando máquinas para ampliar —no reemplazar— la profundidad de su pensamiento”.
Tú decides si serás un espectador pasivo de la revolución de la inteligencia artificial O un protagonista activo.
El conocimiento que no se comparte, pierde por completo su valor