Este año, DreamWorks dio un golpe sobre la mesa con su primer Live Action: “Cómo entrenar a tu dragón”, una producción espectacular que no solo sorprendió por su calidad técnica y narrativa, sino por lo que representa en términos estratégicos para una industria que parecía irse desgastando con cada intento que no ha logrado alcanzar los resultados esperados.
En el contexto del cine, live action (o acción real, en español) se refiere a una película o serie donde los personajes son interpretados por actores reales, a diferencia de la animación o los efectos generados por computadora. En otras palabras, es una producción que utiliza personas y objetos reales en lugar de dibujos animados o personajes creados digitalmente. La principal diferencia entre live action y animación es que la animación utiliza dibujos, modelos o imágenes generadas por computadora, mientras que el live action se basa en la grabación de la realidad.
La industria cinematográfica —como la de las franquicias— vive ciclos. Y en este ciclo, los intentos de revivir clásicos animados en carne y hueso han sido, en su mayoría, una decepción. Desde el fracaso de Blancanieves con Rachel Zegler (una cinta más conocida por la polémica que por su calidad), hasta un muy tibio recibimiento a Lilo & Stitch, que, aunque defendido por algunos fans nostálgicos, no logró volar alto en crítica ni taquilla, el escenario estaba listo para que alguien cambiara las reglas del juego. Y ese alguien fue DreamWorks.
Con Cómo entrenar a tu dragón, demostró que no basta con reciclar una historia amada en el pasado: hay que saber cómo volver a contarla, cómo respetar su éxito anterior y cómo actualizarla sin traicionar su esencia.
Con apenas algunas semanas en cartelera, ya superó los trescientos millones de dólares en taquilla mundial, según Box Office Mojo (julio 2025), con una calificación promedio de 8.5/10 en IMDb y un 92% en Rotten Tomatoes, tanto en crítica como en audiencia. En contraste, Blancanieves cerró con menos de 200 millones y un roten score de 34% en crítica. ¿Y sabes por qué esta diferencia tan drástica? Porque una se centró en el cliente y la otra no.
En cuanto a su desempeño en taquilla, la película ha tenido un buen comienzo, superando los 197 millones de dólares en su primer fin de semana y superando incluso a “Lilo & Stitch” en la taquilla norteamericana. La película ha logrado mantenerse en el primer lugar de la taquilla durante varias semanas, a pesar de la llegada de nuevas producciones. Cómo entrenar a tu dragón en su versión live action ha sido un éxito en la taquilla, tanto a nivel mundial como en Estados Unidos y Canadá, superando las expectativas y convirtiéndose en una de las películas más vistas del año.
Lecciones para el mundo de los negocios y las franquicias
Los emprendedores e integrantes del mundo de las franquicias haríamos bien en mirar más allá del cine y analizar lo que esta película nos enseña sobre estrategia, expectativas del consumidor y entrega de valor. Aquí te comparto algunas reflexiones con base en este caso que considero de éxito:
Innovar sin traicionar: lo nuevo dentro de lo familiar.
El consumidor —y más aún el cliente de una franquicia— busca predecibilidad con novedad. Parece una contradicción, pero no lo es: quiere lo que ya conoce, pero mejorado.
En el caso del cine, los fans de Cómo entrenar a tu dragón esperaban ver a Chimuelo, a Hipo y a Astrid como los recordaban, pero también querían ver algo que justificara una nueva versión. El Live Action lo logró: fue fiel a la historia, conservó los vínculos emocionales clave, pero actualizó visuales, ritmo y tono narrativo.
En una franquicia, esto significa que debes mantener tus productos estrella, tus valores de marca y tu experiencia base, pero siempre buscando nuevas formas de evolucionar: desde nuevas tecnologías en el punto de venta hasta ligeros ajustes de menú, ambientación, procesos, etc. Todo con mesura y coherencia. Cambiar por cambiar puede ser más dañino que no cambiar.
Resultados, no esfuerzos.
El Live Action de Cómo entrenar a tu dragón fue técnicamente ambicioso. Escenarios naturales mezclados con CGI de altísima calidad, vestuario cuidado al detalle, y un casting bien entrenado. Sin embargo, el espectador común no evalúa eso: evalúa lo que siente, lo que percibe, lo que vive.
Y eso es exactamente lo que pasa en tu negocio. Al cliente no le importa si invertiste semanas desarrollando un nuevo proceso interno, si remodelaste tu oficina, o si duplicaste tus jornadas para capacitar al equipo. Lo que quiere es que su pedido llegue bien, que su experiencia sea excelente y que tu marca cumpla con su promesa.
Lo mismo aplica con tus franquiciatarios: no valoran tus buenas intenciones o lo mucho que trabajas en tu oficina. Valoran el soporte que reciben, las ventas que generan, el valor real que les entregas. Recuerda: en los negocios, el esfuerzo es invisible, el resultado es lo único.
No pierdas el rumbo: céntrate en tu cliente, no en causas.
En mi opinión, otro de los errores que ha afectado a los Live Actions recientes de Disney ha sido la excesiva intención de “intentar educar” o “complacer” agendas sociales, olvidando que lo primero es contar una buena historia.
DreamWorks evitó ese error. Se centró en contar una historia poderosa, emocional y entrañable, como lo fue la original. No intentó rehacer el mensaje, ni reescribir personajes para encajar en moldes modernos -o generaciones con habilidades y gustos diferentes-, ni convertir la película en un panfleto. Solo hizo cine. Del bueno.
En tu franquicia o negocio, esto se traduce en algo muy claro: Tu propósito es servir bien a tu cliente. Puedes ser una empresa con valores, con causas nobles, con impacto social (y ojalá lo seas), pero nunca a costa de olvidarte de lo que vendes, cómo lo vendes y por qué te eligen.
Tus franquiciatarios no te eligen para marchar por causas, sino para tener un negocio rentable y perdurable en el tiempo. Tu consumidor no te paga por tus intenciones, sino por su experiencia. Tenlo siempre presente.
La química del elenco y la química del equipo.
Otro factor que distingue a Cómo entrenar a tu dragón del resto de los Live Actions recientes es la química entre sus protagonistas. La relación entre Hipo y Chimuelo, entre Hipo y Astrid, se siente real, orgánica, entrañable. No parece que estén actuando: parece que viven lo que interpretan. Y eso no es casualidad, es casting inteligente y una dirección que prioriza la conexión humana por encima del lucimiento individual.
¿Y qué nos enseña esto a quienes dirigimos franquicias?
Mucho. Porque en una franquicia, como en una película, no basta con tener “los perfiles correctos”: hace falta gente que se complemente, que se entienda, que se potencie mutuamente. No es lo mismo tener empleados, que tener un elenco de alto rendimiento.
En tu unidad franquiciada, la experiencia del cliente no depende solo del modelo, del mobiliario o del menú. Depende, sobre todo, de quién está en la caja, de quién cocina, de quién lidera el turno, de cómo se relacionan entre sí. Como franquiciante, tu tarea no termina al transferir el know-how: comienza cuando formas y fortaleces equipos con química, con propósito común, con orgullo de marca.
Como director de franquicia o líder de empresa, te conviertes en el director de casting de tu negocio. Y eso exige criterio, intuición, y sobre todo, una clara visión del tipo de cultura organizacional que quieres construir. Porque una gran historia mal actuada no conecta. Pero un elenco fuerte puede elevar incluso los guiones más simples.
El talento importa, pero el ensamble de talentos importa aún más.
“Los clientes nunca amarán una empresa hasta que los empleados la amen primero”. Simon Sinek, autor, conferencista y pensador en temas de liderazgo, propósito y cultura organizacional.
En el mundo de las franquicias, como en el cine, el reto no es simplemente hacer más, sino hacer mejor. Ser coherente, ser innovador sin confundir, y entregar resultados, no discursos. Entrenar a tu “dragón” —tu negocio, tu equipo, tu franquicia— requiere paciencia, estructura y visión. Pero sobre todo, requiere que no pierdas el enfoque: no se trata de demostrar cuánto haces, sino de que tu cliente lo sienta. Y que regrese por más.
Recuerda Tú también tienes un dragón por entrenar. Empieza hoy. Tu negocio y tu cliente lo agradecerán.
Espero que esta colaboración (número 98) sea de utilidad para ti y para tu negocio. Recuerda visitar mi canal de Youtube “FranchiseZar” donde encontrarás un gran acervo en temas de negocios, franquicias y emprendimiento. Escúchame en el canal de FB de LA FORMULA DE LA FRANQUICIA. ¿Interesado en adquirir una franquicia? Pregúntale a FranchiseZar® y #notedejessoprender. Se despide de ustedes su amigo el Zar de las Franquicias, nos vemos en la próxima.