El consumidor con propósito se convierte en un nuevo instrumento de presión frente al mercado y en una contribución al desarrollo humano sostenible.
Como parte de este fenómeno, hay una exigencia mayor de transparencia por parte de las personas en torno a los procesos y cadenas productivas de las empresas. AsĆ, se vuelve imperativa la trazabilidad en los procesos, hacer las cosas bien en cada una de las fases productivas. Importa tanto cómo se producen las cosas, como quiĆ©n y en quĆ© condiciones la produce, con quĆ© materia prima lo hace y quĆ© afectaciones genera esa producción, toda la cadena de suministro sobre el ambiente y la comunidad. Importa tambiĆ©n el impacto futuro del consumo de ese bien.
El consumidor con propósito cada vez mĆ”s impulsa acciones de protección frente a los mercados locales a modo de contribuir con las economĆas locales y los pequeƱos productores. Estas acciones implican una forma de sentirse parte de la solución, producto o servicio sin dejar de lado la exigencia de buena calidad y el hacer las cosas bien.
La democratización de los contenidos es crucial para las personas, ya que es fundamental contar con información amplia sobre los productos y servicios que consume para poder desarrollar consciencia crĆtica y tomar decisiones responsables.
Las personas privilegian a las marcas que desarrollan procesos de inclusión tanto en sus cadenas productivas a modo de ampliar las posibilidades de ingreso y trabajo de las personas; como también en sus productos y servicios en sà mismos. Es decir, productos y servicios que propicien la inclusión de diversos grupos, como es el caso de las personas con capacidades diferentes.
La apreciación hacia el uso y la acumulación desmedida tiene connotaciones de insostenibilidad, se afectan dinĆ”micas de mercado tradicionales que invitan precisamente al consumo exacerbado y sin sentido. Se privilegia el consumo y la economĆa circular. Cobran fuerzas alternativas de consumo que posibiliten ser responsable.
La responsabilidad social empresarial entendida como el cumplimiento de estĆ”ndares internacionales de buen gobierno, gestión social, ambiental e inclusión dejan de ser un valor agregado y emergen como condicionamientos mĆnimos que las empresas deben cumplir para poder competir en un mundo globalizado.