CĂłrdoba, Argentina.- Interesantes reflexiones del rector de una universidad argentina. Habla de los nuevos perfiles de egresados, de cĂłmo evitar que las máquinas desplacen a los hombres en las tareas, de la necesidad de humanizar el trabajo y de cĂłmo los estudiantes y las casas de estudio se deben adaptar a esos nuevos empleos. Algo asĂ como: si no hay trabajo, hay que “inventarlo”.
Alfonso Gómez, el nuevo rector de la Universidad Católica de Córdoba (UCC), expuso sus interesantes puntos de vista respecto de la educación universitaria y su relación con un cada vez más acotado horizonte laboral.
En una entrevista con el periĂłdico Comercio y Justicia, de la ciudad de CĂłrdoba, GĂłmez hablĂł de los desafĂos que plantea a la educaciĂłn superior una sociedad en la que las máquinas avanzan en reemplazo del hombre.
Esto es algo de su interesante perspectiva:
La universidad debe formar personas que no sĂłlo sean “hombres de ciencia, conciencia y compromiso”, sino tambiĂ©n “profesionales que sean tan creativos como para crear nuevos trabajos” en una sociedad en la que las máquinas avanzan en el reemplazo del trabajo humano.
“Una reciente investigaciĂłn de Oxford habla de un porcentaje de trabajo en las sociedades desarrolladas muy grande que en los prĂłximos 20 años va a ser hecho por robots; por lo tanto, tenemos que preparar profesionales que sepan trabajar con máquinas y en entornos diferentes”, dijo este jesuita (como el papa Francisco), en la entrevista con Comercio y Justicia.
“Tenemos que ayudar a formar profesionales con mucha humanidad porque van a incorporar mucha tecnologĂa a su trabajo y si no tienen un nivel de humanidad muy grande, no van a ser capaces de hacer ambientes laborales sanos”, apuntĂł.
Respecto de las becas y subsidios estatales a las universidades (la UCC es una universidad pĂşblica, pero de gestiĂłn privada, por lo cual los alumnos deben abonar una cuota mensual), GĂłmez dijo: “Nuestro deseo es que esta universidad sea gratuita, pero no puede ser porque los profesores y administrativos deben cobrar y seguimos dependiendo en 80 por ciento del aporte de los estudiantes. Entonces todo lo que quiera subsidiar el Estado me parece no sĂłlo un hecho bueno, sino de justicia. Esto no les gustará a algunos que creen que la educaciĂłn privada tiene que ser elitista. Nosotros quisiĂ©ramos una educaciĂłn privada abierta a todos”.
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