A lo largo de los últimos dos años, la crisis sanitaria por la Covid-19 ha sido el foco en las cuestiones de salud pública, pero no debemos olvidar a las otras enfermedades respiratorias que también afectan a la población. Un ejemplo de esto es la influenza estacional que cada temporada invernal impacta en la vida de las personas y genera costos por atención en salud.
Por ejemplo, la Dirección General de Epidemiología reportó que de 2015 a 2019, el número de contagios de influenza estacional en México superó los 27 mil casos acumulando solo en un año, más de 9,500. En ese mismo periodo, la influenza causó un total de 2,239 fallecimientos, siendo los más afectados las personas mayores de 65 años, así como niñas y niños menores de 5 años.
Debido a esto, se deben incrementar los esfuerzos para mantener protegida a la población, especialmente en medio de una contingencia sanitaria que aún no termina.
Ante esta situación, la vacunación es la medida más efectiva para prevenir contagios o enfermar de forma grave, de ahí la importancia de contar con una población inmunizada. Sin embargo, la gente que usualmente es vacunada contra la influenza solo incluye a niñas y niños menores de 5 años, las y los mayores de 60 años, mujeres embarazadas, personal de salud y personas de 5 a 59 años con comorbilidades, dejando al resto de la población desprotegida o en segundo plano.
El incluir al resto de los habitantes no solo sería benéfico en cuestión de salud, sino también por los ahorros en costos por atención de enfermedades. Un estudio reciente realizado en población mexicana encontró que incluir a los otros grupos de edad en los esquemas de inmunización contra influenza, genera un ahorro de hasta 206.25 millones de dólares anuales.
Es importantísimo que en este periodo invernal todas y todos acudamos a inmunizarnos y recordemos que el acceso a la vacunación es nuestro derecho.