Desde que soy más pobre valoro lo que gasto. Cómo, cuándo y dónde lo gasto. Esta no es una condición directa en mí. En 2025, más del 60% de los clientes como yo son pobres, ricos, millonarios, fifís o chairos. Independientemente de su tribu urbana o arquetipo de cliente que sean, estamos buscando gastar menos. ¿Por qué? Porque sentimos la muerte en vida en 2019-2023 con la pandemia.
Todo este fenómeno social, cultural y médico puso como loco al consumo en México, LATAM y el mundo. Subió, bajó, se disparó el consumo y están pasando cosas muy raras.
En la pandemia hubo un incremento hasta del 300% del consumo por estantes digitales y luego bajó de súbito hasta hace poco. La gente está muy hambrienta de experiencias presenciales y también de salir a buscar precios bajos.
Hay un ambiente de incertidumbre, de guerra y de malestar mundial en el consumo. Y claro, esto le conviene a consultoras de tendencias e investigadoras de mercado. Nadie sabe lo que va a pasar en 15 días.
Es más, yo no sé si voy a llegar vivo a celebrar la Navidad y comer pavo en diciembre. Nadie lo sabemos, ahora más que nunca.
Las tiendas minoristas (retail) las inventaron los hermanos Karl y Theo Albrecht en la década de 1960. Fue la cadena ALDI. Precios duramente bajos, sin promociones y bajos siempre. Con productos muy básicos e indispensables para hogares. Hágase papel de baño, cuidado personal, abarrotes duros.
Nada complejo de operar a nivel logística ni que tenga problemas de caducidad. Bien inteligentes. Precios muy bajos y venta de volumen. ¡Zas!
A mí me tienen excitado las tiendas de descuentos duros aquí en México y más porque las tribus urbanas que las visitan cada día son más diversas.
Ya detonaron la democratización del consumo. Puedes ver todo tipo de arquetipos sociales en las tiendas. BBB, Neto, Bara, Waldo’s y varios más están ya saliendo como esporas por toda esta ciudad.
En la fila veo a una ama de casa del segmento popular, a un extranjero que busca precios bajos, yo, un chavorruco imparable y despistado, un centennial y una ama de casa del segmento medio o alto con lentes oscuros para que no la vean en esa tienda sus amigas comprando las cervezas del marido, el pan o el cereal de las crías.
Ya todos estamos comprando ahí. Son tiendas bien ubicadas en proximidad, feas y cutres como dirían los españoles. Con trabajadores en un 60% centennials que te atienden y cajas donde guardan sus productos básicos.
La despensa, si la haces ahí, te puede generar ahorros de entre 30 y 40% menos que en una tienda retail convencional. Nadie está peleado con su dinero.
Paren las orejas, minoristas convencionales. Los clientes, no importa nuestro arquetipo, estamos en plan de caza de precios bajos. Si no nos escuchan bien, nos perderán para siempre. La lealtad, el amor y la confianza son costosos.