Hay decisiones que huelen a oficina cerrada. Se toman con cafĂ© tibio, mirando gráficas impecables hechas en IA y dashboards llenos de colorcitos… pero vacĂos de calle. Y luego está el otro tipo: las decisiones con polvo en los zapatos. Esas que nacen despuĂ©s de patear calles, escuchar conversaciones incĂłmodas y oler literalmente el mercado.
En mi experiencia, las mejores estrategias no salieron de un PowerPoint, sino de caminar un tianguis un martes por la mañana, de sentarme en la banca de una plaza a escuchar lo que la gente dice cuando no sabe que la están escuchando, de meterme en la trastienda de un negocio para entender por quĂ© las cosas no están saliendo como el plan decĂa.
Hacer marketing desde un escritorio es como querer escribir un documental sin salir de YouTube. Claro que hoy tenemos herramientas digitales, redes sociales y data que te dicen casi todo… casi. Porque el “casi” es el que mata las grandes ideas. AhĂ es donde entra la parte de ser un Indiana Jones del mercado: salir, preguntar, observar, incomodarte. Ser un antropĂłlogo de tu propia audiencia.
Y ojo, la calle hoy tambiĂ©n tiene coordenadas digitales. El nuevo “mercado” tambiĂ©n está en un live de TikTok, en un grupo de Facebook, en los comentarios de un post que se volviĂł viral. AhĂ, en ese caos, hay patrones, dolores, aspiraciones y hasta lenguaje que luego puedes traducir en campañas que no suenan a marca hablando sola, sino a marca que entiende.
Pero para eso no basta con ver un reporte de sentiment analysis. Hay que estar presente. Leer los comentarios completos, meterte en el hilo, entender por qué un chiste conecta y otro ofende, o por qué una tendencia que parece absurda mueve más ventas que tu última campaña “innovadora”.
He visto directivos que nunca han usado el producto que venden, CMOs que jamás han hablado con un cliente en persona, y marcas que creen que “conocer el mercado” es ver un PDF de la agencia. Y luego se sorprenden cuando los números no cuadran.
Salir a campo, sea fĂsico o digital, te da algo que ningĂşn reporte ofrece: contexto. Ese matiz invisible que cambia por completo la interpretaciĂłn de los datos. Porque un gráfico te dice quĂ© pasa, pero la calle te dice por quĂ© pasa.
Asà que la próxima vez que tengas que tomar una decisión importante, pregúntate: ¿la estoy tomando desde el aire acondicionado de mi oficina o después de haber ensuciado mis zapatos? El mercado premia a quienes lo entienden desde adentro. Y para eso, hay que dejar la silla giratoria y salir, aunque sea con sombrero y látigo imaginario.