México tiene frente a sí una oportunidad histórica: consolidarse como referente regional y global en investigación clínica. Cuenta con ventajas únicas —diversidad poblacional, infraestructura hospitalaria de primer nivel, costos competitivos y más de 300 comités de ética registrados ante la Comisión Nacional de Bioética—, pero ocupa el lugar 29 mundial en participación en estudios clínicos. Más que motivo de resignación, es un llamado a activar su potencial.
La investigación clínica es el motor de la innovación médica: sin ensayos no habría vacunas, inmunoterapias ni medicamentos personalizados. Participar ofrece beneficios múltiples: acceso temprano a terapias innovadoras, atracción de inversión extranjera, empleos calificados y fortalecimiento del sistema de salud.
México necesita acelerar el paso. Aunque la Cofepris ha agilizado trámites, los tiempos de aprobación de protocolos aún superan los 250 días. Para ser competitivos frente a Brasil, Colombia o Argentina, se requieren procesos más predecibles y coordinados.
Persisten mitos sobre la investigación clínica, como la idea de que los participantes son “conejillos de indias”. En realidad, los estudios se rigen por estrictos marcos normativos y son revisados por comités de ética independientes que protegen la seguridad y dignidad de cada voluntario. “Cada tratamiento que hoy salva vidas fue posible gracias a miles de personas que participaron voluntariamente en un estudio clínico”, afirma Herman Soto Molina, director general de HS Estudios Farmacoeconómicos.
El desarrollo de un medicamento puede tardar de 12 a 15 años, avanzando por fases que evalúan seguridad y eficacia. Cada estudio que llega a México deja infraestructura, conocimiento y la posibilidad de que los pacientes accedan antes a tratamientos innovadores.
Para avanzar, se requieren cuatro líneas de acción: acelerar los procesos regulatorios eliminando redundancias; fortalecer la red de centros de investigación con estándares internacionales; y comunicar con transparencia qué es un estudio clínico y cómo se protege a los participantes.
Empresas como HS Estudios Farmacoeconómicos son clave. Su experiencia en investigación clínica y análisis farmacoeconómico ayuda a optimizar recursos e identificar tratamientos costo-efectivos. Además, colaboran en la formación de especialistas a través de su Diplomado de Evaluación Económica de Tecnologías Sanitarias, que incluye un módulo dedicado a la investigación clínica.
Invertir en investigación clínica debe asumirse como estrategia de Estado. Si autoridades, investigadores, patrocinadores y sociedad civil alinean esfuerzos, México puede dejar el lugar 29 y colocarse en la primera línea de la innovación médica en América Latina. La pregunta no es si debemos hacerlo, sino cuándo. La respuesta es: ahora.
Romper el círculo del síndrome Cardio Renal Metabólico
Cada 24 de julio, el Día Mundial del Autocuidado recuerda la importancia de prevenir enfermedades crónicas. Una de las menos visibles, pero más peligrosas, es el síndrome Cardio Renal Metabólico (CRM), que conecta diabetes, enfermedad cardiovascular y daño renal. Este trastorno es uno de los mayores retos de salud pública en México y el mundo. En el país, más de 14 millones de adultos viven con diabetes, pero pocos saben que el CRM multiplica los riesgos: el 60% de las muertes en personas con diabetes se relacionan con complicaciones cardiovasculares; hasta el 40% desarrolla insuficiencia cardiaca y entre el 30% y 60% padece enfermedad renal crónica.
El CRM es un círculo vicioso: el descontrol de la glucosa daña corazón y riñones, y el deterioro de estos órganos acelera el daño mutuo. No obstante, no es una sentencia. La prevención y el manejo integral pueden cambiar el pronóstico. La actividad física es clave: la Federación Internacional de Diabetes recomienda 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico moderado más ejercicios de resistencia. La alimentación equilibrada es otro pilar: priorizar fibra, vegetales y cereales integrales, y reducir carbohidratos refinados, grasas saturadas y sodio. En casos de enfermedad renal, se deben ajustar proteínas, potasio y fósforo según el estadio de la enfermedad.
Mantener un peso saludable es fundamental. La grasa abdominal favorece inflamación y resistencia a la insulina, elevando triglicéridos y presión arterial. Evitar tabaco y moderar el alcohol disminuye el riesgo cardiovascular y renal. Cumplir con el tratamiento médico, respetando dosis y horarios, es esencial; alarmas o apoyo familiar pueden ayudar a no olvidar la medicación.
El monitoreo constante —glucosa, presión, función renal y HbA1c— permite detectar anomalías a tiempo y ajustar terapias. Fomentar el autocuidado y la educación del paciente puede marcar la diferencia en un sistema de salud saturado. El CRM es un desafío enorme, pero con prevención y manejo integral se puede romper su círculo vicioso.
El Botiquín
- En la conferencia mañanera del 29 de abril, la presidenta Claudia Sheinbaum enfatizó el lanzamiento de la Semana Nacional de Vacunación —una campaña gratuita que aplicará 14 vacunas a todos los grupos poblacionales, con el objetivo de elevar la cobertura por entidad al 95 % y frenar brotes de sarampión y tosferina. También se informó sobre los avances en el abasto de medicamentos, con la incorporación de nuevos proveedores tras investigaciones por sobreprecios en compras previas. A ver si ahora sí…