Hace ya más de un año colaboraba con una colega que admiro mucho, Pamela Escamilla para la revista Chilango en su número especial sobre la gentrificación. Parecía que hablábamos en otro idioma hace apenas 12 meses.
¿Cómo cambia el mundo? Y hoy todo el mundo está de acuerdo o en contra de la gentrificación. Rompen vidrios o los defienden.
El inocuo y sin calle opinólogo de Leo Zuckermann defiende la gentrificación de la Condesa donde vive. Chumel Torres dice que los vándalos atacan a los gringos y los quieren matar por ser extranjeros, que son casi caníbales.
La verdad, el debate está muy lejos y es mucho menos superficial. No se trata de desgarrarse las vestiduras y ponerse de un lado o del otro del ring para ponerse los guantes y luchar.
La gentrificación se usa como palabra y concepto desde 1960, lo usó Ruth Glass al estudiar los cambios sociales que se presentaban en Londres en relación con el territorio. Glass describió el proceso de transformación de un espacio urbano deteriorado a partir de la reconstrucción o rehabilitación debido a cambios en las dinámicas del mercado y el aumento de la demanda por espacios comerciales y residenciales.
La gentrificación no debe ser aspiracional ni es un enemigo que exterminar. Es una gran oportunidad o es un gran problema si no se sabe dialogar o entender bien el fenómeno a nivel social, cultural y económico.
Aquí todos nos peleamos, pero los verdaderos culpables que deberían estar enfrentando el problema son los gobiernos.
Cuando escribía sobre la gentrificación en este espacio hace un año nadie me peló, ni mi misma editora aquí, pero aquí les van unos números impresionantes.
De acuerdo con datos del INEGI y un estudio reciente, México ocupa el sexto lugar del mundo con la mayor población de nativos digitales, le anteceden China, Estados Unidos, India, Brasil y Japón.
En México existen 9.1 millones de personas que nacieron en la era digital, mientras que en China hay 75.2 millones. El estudio, que condujo la International Telecommunication Union, indica el número de personas, en cada país, que nacieron en la era digital.
El término “nativo digital” es una traducción literal del inglés “digital native”, que fue acuñado en 2011 por Marc Prensky, y que hace referencia a la forma en que esta población asume las nuevas tecnologías.
Todos los meses llegan a la Ciudad de México, Puebla, Tulum, Mazatlán y Mérida alrededor de 300 mil extranjeros para vacacionar, pero de esos, un 15% se queda por lo menos 3 meses para trabajar como nativos digitales porque les gusta la comida, la cultura o el clima.
También aquí la ventaja es que las rentas son muy accesibles, menos burocráticas y las drogas, el sexo y el alcohol son muy económicos. Somos una gran oferta como destino para trabajar y como estilo de vida. Las marcas y los gobiernos no lo entienden.
Ojalá lo lograran entender y nos permitan que los ayudemos a que lo entiendan mejor. Menos el poder.
Esta migración, esta diáspora bien administrada, es una gran oportunidad, con un mal manejo será el principio de lo que ya es la distopía.