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Según McKinsey & Company, el 40% de las empresas ya usan IA para tareas automatizadas como atención al cliente o generación de contenido.
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Salesforce señala que 55% de las pymes cree que la IA mejora su eficiencia, y 44% ya la aplica en marketing o servicio al cliente.
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Hoy en día, se vive una “democratización tecnológica” que permite a cualquier persona digitalizar un negocio sin ser experta.
Una joven decidió apoyar a un negocio local en San Miguel de Allende y demostrar al mismo tiempo el potencial de la inteligencia artificial. A través de un breve video, una usuaria mostró cómo, en cuestión de minutos, logró crear un sitio web completo para un tradicional puesto de nieves, utilizando una de las funciones más recientes de Gemini, el asistente de IA de Google.
“Creamos un sitio web para las nieves de San Miguel de Allende”, explicó, mientras detallaba el proceso con el que la inteligencia artificial recopiló la información esencial del negocio, diseñó la estructura de la página e incluso integró el menú. Todo ello, listo para ser compartido y consultado en línea, sin necesidad de conocimientos técnicos avanzados.
La iniciativa fue vista por muchos como un acto de apoyo hacia un negocio pequeño y tradicional, pero también abrió un debate en los comentarios: mientras algunos aplaudían el uso positivo de esta herramienta, otros reflexionaron sobre el impacto que estas tecnologías podrían tener en profesiones como la programación o el diseño web.
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Lo cierto es que este tipo de herramientas están transformando la forma en que se crean soluciones digitales. La inteligencia artificial ya no es solo un concepto futurista, sino una herramienta accesible que permite a cualquier persona impulsar proyectos o apoyar causas locales en cuestión de minutos. Gemini, y OpenAI en particular, se perfilan como unas de las plataformas más intuitivas y poderosas en esta nueva era de automatización creativa.
Este pequeño experimento dejó en claro que la IA no solo puede acelerar procesos, sino también generar un impacto real y tangible en negocios que, hasta hace poco, dependían únicamente del boca a boca.
Y es que la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una herramienta exclusiva para grandes empresas tecnológicas y se ha convertido en un recurso accesible para emprendedores, negocios locales y usuarios comunes que buscan soluciones rápidas y eficientes.
De acuerdo con un informe de McKinsey & Company, el 40% de las empresas en todo el mundo ya utilizan IA para automatizar tareas como la atención al cliente, la generación de contenido o el desarrollo de sitios web. En el caso de las pequeñas y medianas empresas (pymes), la adopción de estas tecnologías ha crecido aceleradamente gracias a su bajo costo de implementación y facilidad de uso.
Un estudio de Salesforce reveló que el 55% de las pymes considera que la inteligencia artificial puede mejorar significativamente su eficiencia operativa, mientras que el 44% ya utiliza alguna forma de IA para marketing o interacción con clientes.
Este avance ha desatado una ola de “democratización tecnológica”, donde cualquier persona con acceso a internet puede desarrollar soluciones digitales para su negocio o para apoyar a otros. Sin embargo, también ha encendido un debate sobre el futuro de ciertas profesiones, como el diseño web y la programación básica, que podrían verse desplazadas o transformadas por estas nuevas capacidades automáticas.
Es así que, la inteligencia artificial no solo está acelerando los procesos de digitalización, sino que también está cambiando la forma en la que entendemos el emprendimiento, el apoyo comunitario y la manera en que los pequeños negocios pueden alcanzar nuevas audiencias con rapidez y sin grandes inversiones.
Un caso similar al de la historia es el de una diseñadora que ha dado una lección contundente sobre la importancia de la imagen visual incluso en los emprendimientos más informales. Su gesto, cargado de empatía y creatividad, consistió en diseñar un logo para un vendedor ambulante de títeres que suele ofrecer su producto en los semáforos, transformando así por completo su presencia ante el público.
La diseñadora, con ojo experto, observó al comerciante y decidió intervenir con una propuesta visual que incluyera un logotipo con colores llamativos y tipografías amigables, pensadas especialmente para conectar con el público infantil y familiar. Pero no se detuvo ahí: también diseñó etiquetas, merchandising personalizado y elementos visuales que ayudan a comunicar el valor del trabajo del titiritero.
@brander.studio Después de muuucho tiempo, vuelvo a hacer esto que me encanta 🥹💙 Voy a sorprender al señor Oscar regalándole un logo. Él es un artista que vende títeres en la calle ✨ Lo conocí hace poco y me conmovió su amabilidad (¡y lo lindos que son sus títeres!). Sentí que su arte merecía estar en redes sociales y tener una identidad bonita. Así que, manos a la obra 🎨✨ ¿Les gustaría ver su reacción cuando le muestre el logo? 👀 📍 Los leo en comentarios. Si les gustaría comprarle alguno, escríbanme y les paso su número con todo gusto. Él me dio permiso para compartirlo 💬💕 #branding #diseñodemarca #brand #branddesign #logobook #branderstudio ♬ Lively Day – Kim Sung Hwan
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