No es frecuente presenciar, reunidos bajo un mismo techo, a más de 200 oncólogos, líderes de opinión y expertos de toda América Latina debatiendo avances que, hace apenas dos décadas, eran impensables para nuestra región. En medio de la calidez carioca y con la energía del Atlántico brasileño como telón de fondo, el Latam Summit OnConnecta 2025 se convirtió en un recordatorio contundente de que la investigación clínica, bien conducida y con ética, es la única brújula real para mantener viva la esperanza frente a uno de los enemigos más temidos: el cáncer.
Durante años, quienes cubrimos la fuente de salud hemos visto pasar modas y políticas de escritorio que pocas veces se sostienen en el terreno. Sin embargo, la investigación clínica en oncología es la excepción que desafía este escepticismo. En los pasillos del OnConnecta se respiraba una convicción colectiva: América Latina puede ser protagonista, no espectadora, de los ensayos más prometedores.
No se trata solo de estadística. Hoy, casi el 40 % del pipeline global de Bayer en oncología involucra a nuestra región. Esa cifra habla de la confianza de la industria en la calidad de nuestros centros, de la experiencia acumulada de médicos y del potencial humano de nuestros pacientes, que, lejos de rendirse, deciden participar en estudios sabiendo que cada gota de sangre, cada dato, cada seguimiento puede ser la llave que abra la puerta a la siguiente generación de medicamentos.
Darolutamida: la ciencia escrita en moléculas
Entre los múltiples temas tratados, uno brilló con luz propia: la evidencia sólida sobre darolutamida, una molécula que hoy redefine el tratamiento del cáncer de próstata metastásico sensible a hormonas. Los resultados del estudio ARANOTE —presentados sin reservas en Río de Janeiro— dejaron claro que reducir casi a la mitad la progresión de la enfermedad no es solo una cifra en un paper; es un pasaporte para que miles de hombres puedan ver crecer a sus nietos, cerrar ciclos y vivir sin la espada de Damocles sobre la cabeza.
Y es aquí donde la opinión se vuelve testimonio: quienes llevamos tres o cuatro décadas cubriendo ciencia y salud sabemos cuántos medicamentos se quedaron en la sala de pruebas, cuántas promesas no llegaron a la receta médica. Por eso, cada molécula que supera los muros regulatorios y se convierte en estándar de tratamiento es, en realidad, el triunfo de un ejército silencioso: investigadores, voluntarios, enfermeras, bioestadísticos y familias enteras que apuestan a la esperanza.
No obstante, es necesario reconocer que ningún avance sobrevive aislado. Las nuevas terapias necesitan ecosistemas robustos para aplicarse: diagnóstico oportuno, acceso equitativo, educación continua de los médicos de primer contacto y políticas públicas que entiendan que curar —o controlar el cáncer— es infinitamente más barato que abandonarlo hasta etapas avanzadas.
América Latina aún carga con enormes disparidades: regiones con tecnologías de punta conviven con municipios sin oncólogos ni radioterapia. Por eso, eventos como el Latam Summit OnConnecta son valiosos no solo por lo que se anuncia, sino por lo que siembran: redes de trabajo, transferencia de conocimientos y la certeza de que vale la pena invertir en ciencia local.
Atrás quedaron los días en que quimioterapia y cáncer eran sinónimos de devastación. Hoy hablamos de terapias dirigidas, inmunoterapia y combinaciones inteligentes que atacan la enfermedad sin aniquilar la calidad de vida del paciente. Cada estudio clínico abierto en la región es una chispa que alimenta este fuego de innovación.
Quizá no se mencione tanto en los noticieros como la política o los escándalos de corrupción, pero la investigación clínica en oncología salva más vidas cada año que muchas campañas de salud juntas. Es momento de darle la visibilidad que merece.
Como periodista decano en la fuente farmacéutica, he sido testigo de logros y fracasos. He visto moléculas fracasar tras millones de dólares invertidos. Pero también he visto cómo un hallazgo. accidental salva millones de vidas, como ocurrió con los antibióticos o con la quimioterapia misma. Hoy, el cáncer de próstata es apenas un ejemplo de lo que la ciencia puede hacer cuando hay voluntades alineadas.
El futuro exige algo más que innovación molecular: exige alianzas entre industria, academia y gobiernos. Exige ética en cada ensayo, consentimiento informado claro y pacientes tratados con dignidad, no como cobayas humanas. Exige entender que cada voluntario es un héroe anónimo cuya contribución se multiplica a escala mundial.
Epílogo: ciencia, coraje y humanidad
El Latam Summit OnConnecta 2025 fue, en esencia, un recordatorio de que la lucha contra el cáncer no se libra en soledad ni se gana de la noche a la mañana. Se construye paso a paso, molécula a molécula, con ciencia, coraje y humanidad.
Si algo queda claro después de caminar entre esos pasillos llenos de gráficos, estudios de fase III y testimonios de médicos de toda América Latina, es que la investigación clínica es, y seguirá siendo, el mejor antídoto contra la desesperanza.
Mientras existan médicos dispuestos a innovar, pacientes valientes que digan “sí” a participar en ensayos y periodistas comprometidos a contar estas historias con rigor y corazón, la batalla nunca estará perdida.
Porque, en última instancia, la investigación clínica no solo prolonga años: devuelve la esperanza de que cada día cuenta. Y eso, en la lucha contra el cáncer, lo es todo.
El Botiquín
- En el marco del Día Mundial contra el Cáncer de Próstata, especialistas y sobrevivientes como Carlos Villagrán, “Quico”, hicieron un llamado urgente a los hombres en México a vencer tabúes y miedos para detectar oportunamente este tipo de cáncer, que sigue siendo la principal causa de muerte por tumor maligno en la población masculina del país, con más de 7,000 decesos anuales. A pesar de que tiene un pronóstico de curación de hasta 90 % cuando se detecta en etapas tempranas, siete de cada 10 casos se identifican en fases avanzadas debido a la falta de cultura de prevención, desinterés en la salud masculina y barreras socioculturales.
- Autoridades médicas y Bayer México coincidieron en que promover revisiones médicas anuales a partir de los 40 años, realizar pruebas de antígeno prostático específico y, de ser necesario, exámenes de tacto rectal, son pasos clave para revertir la alta mortalidad. También destacaron la importancia de identificar factores de riesgo como antecedentes familiares, obesidad, malos hábitos y enfermedades crónicas, para adoptar medidas de vigilancia proactiva. Detectar a tiempo permite ofrecer tratamientos innovadores y personalizados que prolongan la vida y mejoran la calidad de los pacientes, reafirmando que el cáncer de próstata, detectado a tiempo, no es una sentencia de muerte.
- En otro orden de ideas, el mercado de la videovigilancia en México sigue creciendo de forma sostenida, impulsado por el aumento poblacional y la necesidad de reforzar la seguridad en sectores públicos y privados. En este contexto, Axis Communications, empresa global en soluciones de videovigilancia, anunció su participación en Expo Seguridad México 2025, del 24 al 26 de junio, en el Centro Banamex de la Ciudad de México, donde presentará sus más recientes innovaciones para fortalecer la protección, optimizar la inteligencia de negocios y mejorar la eficiencia operativa. La compañía estará acompañada por aliados estratégicos como Charofil, Genetec, IncoreSoft, Panduit, Vaelsys y ASUS, firmas que mostrarán soluciones complementarias dentro del ecosistema de seguridad. Enhorabuena