-Quiero dejar de ser un hombre vainilla– Me dijo Lalo entre los gritos de la sala de despecho en donde estábamos celebrando con algunos amigos el fin de semana pasada.
¿Qué es un hombre vainilla? Le pregunté entre intrigado y atontado. Ser un hombre vainilla es ser demasiado clásico en el sexo y la cama, no suele incluir juguetes, ni juegos de roles, fetiches o fantasías poco comunes en la sexualidad, me dice entre desilusionado y triste.
Y agregó mucho más: un hombre vainilla no sabe dar placer a las mujeres y es demasiado aburrido. La sexualidad es parte de la programación cultural y social de nuestros tiempos y los roles de vida han cambiado mucho.
Con mucha razón, las mujeres se han convertido en personas más demandantes en muchos sentidos. Con esto también elegimos productos, planes y servicios. Las mujeres han ganado elegir trabajo, derechos, recursos y por supuesto placer sexual y experiencias lúdicas en la sexualidad.
Es parte de la cultura y de la antropología social y digital que nos está transformando el Yo Digital en este siglo. Porque no somos solo este ser, también estamos incluidos con los periféricos que llevamos, como las computadoras o el teléfono de donde mamamos contenido.
@Soymariaasecas es una educadora de sexo afectiva que además de tener miles de seguidores en su Instagram y TikTok, habla muy claro y amigable de cómo tener más placer para el sexo en pareja, principalmente heterosexuales.
Su audiencia es principalmente femenina y educa a las mujeres para que eduquen a sus machos a ser menos machos, para ayudarlas a disfrutar más y mejor del sexo. O sea, para que los hombres dejen de ser más vainillas y se atrevan a ser más creativos en las labores amatorias y que generen más narrativas en los encuentros sexuales.
Pero: ¿qué es ser un hombre vainilla? Tiene relaciones sexuales en posiciones clásicas, como misionero o de cucharita, nada más. Interacción afectiva centrada en el vínculo emocional más que en la exploración. Evita y le asustan prácticas que considera muy atrevidas sexuales.
No suele incluir ningún tipo de narración lúdica con la pareja sexual durante la interacción. Se basa en la intimidad, en el cariño y el placer compartido, pero siempre dentro de los límites considerados seguros, familiares y socialmente aceptados, pero ¿Ser Vallina es malo?
No, para nada. En absoluto. Significa que prefieres ser un clásico, purista o íntimo en la sexualidad. De ninguna forma define tu forma de amar a otro ser humano o tu pasión. Tampoco asume tu identidad. Muchas parejas vainilla tienen vidas sexuales profundamente satisfactorias y plenas.
No hay cosas buenas ni malas, hay conciencia de los actos.