Por Marcos Masserini (*)
Todo signo con capacidad distintiva que diferencia los productos o servicios de su empresa de los de sus competidores, es considerado una marca.
No solo el nombre de la compañía es su marca, también la denominación de sus distintos servicios o productos, como por ejemplo su eslogan, sus imágenes, inclusive hasta su nombre de dominio en Internet. Todo lo que posea capacidad distintiva puede registrarse como marca.
Esta, a diferencia del resto de los activos de una empresa, incrementará su valor con el paso del tiempo. Si este signo distintivo es bien utilizado y de manera continuada, seguramente irá ganando reconocimiento por sí mismo, aumentando su valía. De aquí la importancia del mismo y de su protección. Una marca con reputación adquirida, es una marca con valor comercial.
La marca suele comunicar mucho más de lo que se aprecia a simple vista. Un signo marcario reconocido puede comunicar a los consumidores sobre el producto o servicio que están adquiriendo, qué pueden esperar del mismo y cuál es el respaldo de procedencia empresarial.
Quien esté conforme con un producto o servicio, seguramente intente adquirirlo nuevamente en el futuro, buscando esa misma marca y esperando tener las mismas prestaciones que con su antecesor. Comienza a funcionar en cierta medida como garantía. De aquí la importancia de una que permita diferenciar los productos de su empresa de los restantes, permitiendo así conservar el sector de público obtenido.
Ahora bien, si su marca ha ganado la apreciación del público consumidor, seguramente sus competidores quieran aprovechar la fidelidad de su clientela. Es aquí cuando comienzan a aparecer otros signos que, si bien pueden no ser idénticos, intentarán confundir al consumidor, intentando hacer caer en error a quienes quieran llevar un producto o servicio, para que terminen adquiriendo otro. O bien simplemente haciendo creer, por confusión o similitud de denominación, que el producto o servicio que se está adquiriendo tiene una procedencia empresarial conocida.
Para evitar estos riegos y poder proteger de manera eficaz el sector de mercado adquirido, es imprescindible registrar sus marcas. El registro es su única defensa contra quienes intenten aprovecharse de la reputación adquirida por su marca. De este modo, un oportuno asesoramiento profesional puede resultar muy provechoso para su empresa.
Proteja su activo más importante. Proteja su Marca.
(*) Abogado de Carranza Torres & Asociados -Asesoramiento Legal en Tecnología-