Internacional. Renunciar, tirar la toalla, rendirse, abandonar el barco o fracasar, son palabras y frases a las que todo emprendedor le tiene miedo o está programado para ignorar apenas vienen a su mente. Si algo nos ha enseñado la corriente del optimismo es que “siempre hay que luchar por nuestros sueños” y aferrarnos lo más posible a ellos hasta que, algún día, comiencen a salir a la luz los frutos de nuestros esfuerzos. Estas afirmaciones pueden ser útiles cuando nuestro proyecto no nos exige algo más allá de la paciencia y el trabajo constante, sin embargo las circunstancias pueden variar y estos enfoques pueden quedar completamente anulados ante los panoramas más hostiles que cualquier empresario puede enfrentar.

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Para el gurú del marketing, Seth Godin, el éxito y el fracaso son como las caras de una moneda, ya que uno “no puede tener éxito si no está preparado para el fracaso. Decir ‘el fracaso no es una opción’ es lo mismo que decir ‘la innovación no es una opción’. Así que si aún te resistes ante lo inevitable  (retrasando así las grandes lecciones que trae consigo la pérdida o transformación de un negocio) conviene que revises estas 5 señales básicas para saber si lo mejor es dejarte ir en la corriente de la vida y fijar tus objetivos en la construcción de un proyecto nuevo:

1.- Violencia

Cuando tu negocio está en medio de una zona de conflicto, estás propenso al vandalismo o la integridad física de tus empleados corre peligro, lo mejor es idear una estrategia para cambiar la zona o dar por terminado un negocio. Postergar estas acciones pueden traer graves consecuencias, más aún que las pérdidas económicas. No olvidemos que aquí se trata de situaciones extremas, ya que si tu problema son los robos hormiga no es necesario cerrar, sino idear una estrategia de monitoreo y seguridad.

2.- Competencia

Existen muchas fórmulas para mantener una sana actividad económica en medio de una competencia intensa. Sin embargo cuando tus adversarios te han desplazado por completo del mercado o absorbieron a la mayoría de tus clientes, debes evaluar si vale la pena seguir en el juego o empacar tus cosas y retirarte dignamente antes de seguir invirtiendo capital o esfuerzo en una empresa que está destinada a la desaparición.

3.- Salud

En ocasiones las cargas intensas de trabajo generan auténticos estragos en la salud de los individuos. Sin embargo, con tal de no rendirse ante sus sueños, los emprendedores son capaces de mantenerse al frente de sus empresas aunque no estén físicamente capacitados para ello. Algún mítico gurú dijo una vez que es mejor ir a la cama tranquilo por las noches que ser el muerto más rico del panteón.

4.- Cambios culturales

En este sentido es importante considerar la geografía y las tendencias que se están gestando en las zonas en las que estamos implantados. Es un hecho que en determinado momento algunos negocios en las grandes ciudades están destinados a morir. Asimismo, cuando existen transformaciones en los hábitos de las personas (como por ejemplo, los consumidores de los negocios cercanos a las grandes avenidas que concentran marchas y plantones), un ejercicio sano es considerar las ventajas que el cierre definitivo de actividades y la estructuración de un nuevo proyecto podría traer a nuestras vidas.

5.- Economía

Una pregunta interesante es, ¿qué tanto estás dispuesto a dar por tu negocio? Si la respuesta es “mi vida entera” entonces debes considerarte de inmediato como un mal empresario. Cualquier CEO o líder en el mercado que se respete podría responder “lo necesario / lo justo y un plus”.  Una valor importante en el mundo empresarial es la honestidad para reconocer que un negocio fracasó. En estos momentos nuestro temperamento, nuestra hambre de triunfo y las ganas de seguir experimentando nos traerán la energía suficiente para salir de la depresión y comenzar una nueva etapa repleta de trabajo y conocimiento.