Los avances científicos ya no sólo ofrecen prótesis a quienes sufren algún accidente y pierden alguna de sus extremidades. La tecnología ahora les permite contar con una mano biónica que, además, les transmite sensaciones hasta el cerebro al tocar las cosas.
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El Instituto Tecnológico Suizo (EPFL, por sus siglas en inglés), encabezado por el neurólogo, Silvestro Micera, llevó a cabo una investigación profética, cuyo resultado fue una mano biónica con sentido del tacto.
El aparato fue probado en Dennis Aabo Sorensen, quien perdió su antebrazo en un accidente de fuegos artificiales.
La mano biónica trabaja a través de electrodos que están atados en la mano artificial con los nervios del brazo de Sorensen, formando una conexión eléctrica entre la prótesis y su cerebro.
La conexión permite a Sorensen sentir el peso y juzgar la dimensión de los objetos que pone en su mano, aún con los ojos vendados.
“La mano tiene varios sensores adheridos a los tendones de cada dedo, y podemos usar estos sensores para comprender el nivel de fuerza que el paciente ejerce al agarrar el objeto y usamos la información de esta fuerza para proporcionar la estimulación precisa a los nervios sensoriales, con el fin de restaurar sentido sensorial en el sistema nervioso, en tiempo real”, explicó Silvestro Micera a la revista Science Translational Medicine.
Así opera la mano biónica.