-
Los taxis autónomos funcionan mediante una combinación de IA, sensores LIDAR, cámaras, radares y GPS para operar sin intervención humana.
-
Tesla ha comenzado a ofrecer viajes en sus primeros robotaxis en Austin, Texas, desde solo 4 euros.
-
Según un informe de McKinsey & Company, el mercado de vehículos autónomos podría alcanzar los 500 mil millones de dólares para 2030.
Durante décadas, los taxis fueron algo representativo de lo urbano: un volante, un conductor y una ciudad latiendo al ritmo del tráfico. Hoy, ese mismo símbolo está evolucionando. Lo que está en juego ya no es solo el futuro del transporte, sino el control de la inteligencia que lo mueve. Y en esa disputa, Uber y Tesla no solo compiten por obtener usuarios, sino también por definir el nuevo estándar de movilidad sin conductor.
Y es que, la carrera por los taxis autónomos que era dominada principalmente por Waymo en San Francisco, ha tomado una nueva dirección con dos gigantes que prometen revolucionarlo todo. Tesla, con su esperada llegada del Cybercab, apuesta por un vehículo sin pedales, sin volante y completamente gobernado por su red neuronal, mientras Uber proyecta desplegar una flota de hasta 20,000 vehículos sin conductor en asociación con Lucid y Nuro, dos firmas clave en el ecosistema de software y movilidad eléctrica.
También lee: Luffy promociona a McDonald’s al estilo de One Piece
Pero más allá de las cifras, lo que realmente diferencia esta competencia es la estrategia en cada propuesta. Tesla avanza con una visión vertical, desarrolla el auto, el software, la infraestructura. Su robotaxi no es solo un vehículo, es una declaración de independencia tecnológica. Uber, por otro lado, extiende su poder como plataforma, no crea autos, los integra. Su apuesta no está en fabricar, sino en planificar un ecosistema de soluciones autónomas que puedan escalar rápidamente a nivel global.
Ambas estrategias son válidas, pero parten de premisas distintas sobre el futuro de la ciudad y el papel del ser humano en ella. La desaparición del conductor no solo plantea preguntas sobre empleos o seguridad, sino sobre confianza, ética y algoritmos invisibles que comienzan a decidir por nosotros. Y es que, recordemos que por ejemplo en México, la llegada de Uber fue una amenaza para los taxistas convencionales y esta nueva apuesta podría poner en alerta a los chóferes humanos.
Con la velocidad a la que avanzan Tesla y Uber, lo que está en juego es más profundo: quién dirigirá el tráfico del mundo cuando nadie lleve las manos en el volante.
Aunque este auge está principalmente en Estados Unidos y China, la tendencia podría proliferarse progresivamente a nivel global, si esta movilidad resulta apropiada.
Panorama de la seguridad en los carros autónomos
El dilema es complejo: aunque la tecnología avanza, sigue sin alcanzar la fiabilidad de un conductor promedio. Y mientras los desarrolladores prometen mejoras constantes, el debate sobre seguridad mantiene el freno de mano echado en la adopción masiva de estos vehículos.
Mientras que empresas en China y EE.UU. avanzan con la implementación de robotaxis, los datos reales cuentan una historia con matices. Tan solo en California, los autos sin conductor registraron una tasa de accidentes de 14.6 por cada millón de millas recorridas en 2023. Esa cifra contrasta con los 1.9 accidentes por millón de millas de los vehículos convencionales, según datos federales en Estados Unidos.
Ahora lee:
El efecto Sydney Sweeney, y el regreso al estándar clásico en la publicidad
Cómo Stanley y Owala convirtieron la hidratación en lifestyle
Productos y plataformas que intentaron gustarle a la Gen Z pero fueron olvidados fácilmente