En diferentes ocasiones te hemos dado cuenta de la proliferación, a través de la redes sociales de diferentes retos que alcanzan la viralidad. El problema ha surgido cuando tales acciones no resultan benéficas para las personas que las realizan.
Tópicos como #ChonaChallenge o #TidePOdChallenge o #CarbónChallenge ponen en evidencia que las personas son capaces de todo con tal de figurar o formar parte de tendencias virales sin que importen los posibles daños a la salud.
El primer reto suponía bajarse de una automóvil en movimiento y bailar junto a él, el segundo invitaba a las personas a ingerir una cápsula de detergente concentrado para lavandería y el tercero, a vaciarse una bolsa de cartón vegetal en la cabeza… todo, desde luego, grabado frente a la cámara de un smartphone o cualquier otro dispositivo con cámara.
Los retos virales no son nuevos, hace unos años el Ice Bucket Challenge incitó a personalidades del espectáculo, la política, los deportes y otros rubros a vaciarse un balde de agua congelada… y aunque la razón era el apoyo en favor de la lucha contra la esclerosis lateral amiotrófica lo cierto es que sólo derivó en imágenes ridículas, golpes y un grave desperdicio de agua y de energéticos -¿o como suponían, quienes aceptaron el reto, que se congelaba el agua que después se tiraban en la cabeza?-.
Pero parece que ya surgió un reto positivo, se trata del #TrashtagChallenge, que se comienza a popularizar y propone una inteligente acción: fotografíar un lugar ensuciado por basura y otros desperdicios o agentes nocivos, limpiarlo y posteriormente publicar una imagen con el lugar limpio.
Sin duda se trata, al fin, de un reto en redes sociales que representa una acción comprometida con el medio ambiente y que representa también un ejemplo de orden y disciplina para las personas.
Mira a continuación diferentes ejemplos del llamado #TrashtagChallenge.
