Con la inclusión financiera, han surgido nuevos productos económicos como las tarjetas de crédito emitidas por tiendas departamentales que han encontrado un lugar privilegiado en los bolsillos de millones de mexicanos. Ahora se dio a conocer que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) está facultado a implementar multas por inconsistencias entre los ingresos y gastos a quienes usen tarjetas de crédito de tiendas como Liverpool, Coppel o Suburbia.
En ese sentido, más allá de una herramienta de pago, se han convertido en un motor clave para impulsar el consumo, fidelizar clientes y ampliar el acceso al crédito, especialmente entre aquellos sectores que tradicionalmente han estado al margen del sistema bancario.
Según datos del Banco de México, más del 25 por ciento de los usuarios de tarjetas de crédito en el país utilizan tarjetas emitidas por tiendas como Liverpool, Coppel, Sears o Suburbia. Estas instituciones, al operar bajo esquemas propios de financiamiento, logran captar a un segmento que muchas veces no califica para un crédito bancario convencional, brindando alternativas flexibles de pago y promociones exclusivas que incentivan la compra recurrente.
Asimismo, de acuerdo con la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), las ventas a crédito representan entre el 40 por ciento y el 60 por ciento del total en muchas de estas cadenas. El modelo de negocio se sostiene gracias a una doble vía: por un lado, genera ingresos por intereses y comisiones; por otro, impulsa la rotación de inventario y eleva el ticket promedio de compra, creando una espiral de consumo sostenido.
Sin embargo, no todo es positivo. Expertos en finanzas personales advierten sobre los riesgos de sobreendeudamiento. Un informe reciente de la CONDUSEF señala que cerca del 30 por ciento de los usuarios de tarjetas departamentales enfrentan dificultades para cubrir sus pagos mínimos, debido principalmente a tasas de interés que, en algunos casos, superan el 50 por ciento anual. Esta situación es especialmente preocupante entre jóvenes y trabajadores informales, quienes muchas veces recurren a estos instrumentos como única vía de financiamiento.
¿SAT sancionará a estos clientes que usan tarjeta de crédito de Coppel?
Ahora se dio a conocer que el uso de tarjetas de crédito departamentales, como las emitidas por Liverpool, Coppel o Suburbia, no está exento del radar del Servicio de Administración Tributaria (SAT). Aunque tradicionalmente se perciben como un medio de financiamiento enfocado en el consumo, estas herramientas también están sujetas a vigilancia fiscal. De hecho, inconsistencias entre los ingresos reportados y los gastos realizados con estos plásticos pueden traducirse en multas severas, advierten especialistas en temas tributarios.
La clave está en lo que el SAT denomina discrepancia fiscal, una figura contemplada en el artículo 91 de la Ley del Impuesto sobre la Renta. Esta se presenta cuando los egresos de un contribuyente —ya sea a través de tarjetas bancarias o departamentales— superan significativamente los ingresos que declaró ante la autoridad fiscal. En tales casos, el SAT presume la existencia de ingresos no declarados y exige al contribuyente demostrar el origen lícito del dinero.
En ese sentido, las consecuencias por no justificar adecuadamente el origen de los recursos pueden ir desde multas del 15 por ciento hasta el 70 por ciento del monto no comprobado, además de recargos y, en casos graves, cargos por defraudación fiscal. El SAT tiene facultades para realizar estas revisiones gracias a los reportes que las instituciones financieras y las tiendas emisoras de tarjetas proporcionan periódicamente. Estas entidades están obligadas a informar sobre movimientos superiores a ciertos umbrales, lo que permite a la autoridad detectar patrones irregulares.
Asimismo, se explica que un punto que ha generado controversia es el uso de estas tarjetas para compras de familiares o terceros. Aunque el dinero no provenga directamente del titular, el SAT asocia el gasto con quien figura como usuario, lo que puede distorsionar la percepción de ingresos y derivar en investigaciones por supuestos ingresos ocultos.
En un entorno donde la fiscalización electrónica es cada vez más precisa, expertos recomiendan llevar un control detallado de los gastos y asegurarse de que todos los ingresos estén debidamente registrados. También es importante conservar comprobantes y evitar prestar tarjetas a terceros, incluso por motivos personales, ya que la responsabilidad recae en el titular.
Esta medida responde a un esfuerzo del SAT por reducir la evasión fiscal y fomentar una cultura de transparencia. En años recientes, el organismo ha ampliado el uso de tecnologías de análisis de datos para cruzar información financiera, laboral y patrimonial, lo que le permite identificar discrepancias con mayor agilidad.
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