Cada época del año ofrece razones para desarrollar acciones concretas que ayuden a paliar problemas relacionados con el medio ambiente.
Con junio, en México llega el verano y la temporada de lluvias obliga a enfrentar problemáticas relacionadas con el agua, su calidad, su falta, su exceso y otros asuntos de impacto ambiental que se involucran con lo hídrico y que representan también una oportunidad de acción para marcas, empresas, instituciones y organismos gubernamentales.
Por ejemplo, en los destinos de playa de algunos estados de México, como Quintana Roo, la temporada trae el problema del sargazo, una especie de alga marina de aspecto opaco que desde hace varios años ensucia los litorales y que podría afectar el atractivo de esta región altamente turística y a las empresas del sector.
Mientras el gobierno federal anuncia la intervención de la Secretaría de Marina y otras Instancias para combatir el problema, los empresarios hoteleros ya se coordinan con instituciones como el Instituto de ciencias del mar de la UNAM para el aprovechamiento del sargazo a partir de la colocación de barreras para su recolección, compactación y reuso, por ejemplo, para la elaboración de tabiques para la construcción o para la fabricación de platos, vasos y hasta durmientes para las vías del proyecto del Tren maya en la región.
Se trata de una respuesta efectiva ante una problemática ambiental específica, una toma de conciencia y una acción emprendida desde el sector empresarial para encarar los problemas relacionados con la sustentabilidad.
Otra dificultad hídrica que trae la época de lluvias se relaciona con inundaciones y los daños que estas provocan a la infraestructura de las ciudades. Según estimaciones de la Comisión Nacional del Agua, se espera que éstas aumenten en 32%, durante la temporada 2019, lo que prevé un año complicado en este tema.
Buena parte de esta problemática se relaciona directamente con la conducta de las personas. El mismo cambio climático, claramente empeorado por la acción del hombre, propicia el aumento en las precipitaciones, pero también un inadecuado tratamiento de desechos sólidos, así como una exacerbada generación de los mismos, lo que representa una de las causas principales de la acumulación de líquido pluvial y su imposibilidad para drenarse correctamente.
Y ahí surge un problema más: la intensa caída de agua podría representar una solución ante la falta de líquido para consumo humano en amplias regiones del país en lugar de desperdiciarse en las coladeras o estancarse por días, semanas y meses como resultado de severas inundaciones.
Nuevamente, en estos temas hídricos la solución está en las acciones concretas que se puedan desarrollar en conjunto entre sectores empresariales y gubernamentales. El gobierno de la Ciudad de México ha anunciado que se construirán colectores de agua de lluvia para su posterior tratamiento que permita el consumo humano, pero hace falta además la promoción de campañas de concienciación para que la población le dé un tratamiento adecuado a sus desechos y que genere menos desperdicios.
Desde esta óptica, las instancias de administración pública, así como organismos y empresas interesadas en un correcto manejo de recursos hídricos en las temporadas de lluvia, pueden recurrir a la asesoría estratégica ambiental, proyectar una correcta comunicación e integrar acciones concretas de innovación para que los esfuerzos realizados sean no sean en balde.
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