Hace unos días vi una noticia que me impacto: “Autoridades de Italia descubren red de sacerdotes que realizaban orgías y las difundían por Internet”. Más allá del hecho de que los padres tuvieran sus actividades sexuales, mi primer pensamiento fue acerca del poder de Internet para descubrir o poner en evidencia acciones o, en este caso, relaciones “negativas” que ponen en entre dicho la veracidad de una de las religiones que cuenta con más adeptos a nivel mundial: la católica.