- Stellantis reportó una pérdida neta de 2.680 millones de dólares en el primer semestre de 2025.
- Sus envíos en Norteamérica cayeron 25 % y sus ingresos globales bajaron a 74,350 millones de dólares.
- En 2025, las acciones de Stellantis han perdido 39 % de su valor.
Aranceles, caída en ventas y un cambio de liderazgo
Stellantis, el cuarto mayor fabricante de automóviles del mundo y propietario de marcas como Jeep, Fiat, Peugeot y Dodge, publicó este lunes 21 de julio cifras que reflejan una situación delicada: una pérdida neta de 2.680 millones de dólares en el primer semestre del año, una reversión notable respecto al beneficio de 6.524 millones de dólares reportado en el mismo período del 2024.
Parte central de este colapso financiero se explica por el impacto directo de los nuevos aranceles implementados por Donald Trump.
La empresa reconoció un golpe de 350 millones de dólares sólo por los efectos inmediatos de las nuevas tarifas, que incluyeron interrupciones en la producción y costos logísticos inesperados. Y un dato importante: Stellantis suspendió su orientación financiera para el resto del año. No viene bien la cosa en la empresa.
Un trimestre complejo para la operación en Norteamérica
El impacto no se limita a cifras contables. Según datos de Reuters, la empresa experimentó una caída del 25% en los envíos en Norteamérica durante el segundo trimestre, uno de sus mercados clave.
Los ingresos también se redujeron drásticamente, pasando de 99.025 millones de dólares a 74,300 millones, reflejando tanto la desaceleración en la demanda como los efectos de los cambios regulatorios y logísticos.
Las complicaciones llegaron también desde Europa, donde la demanda de autos se ha mantenido débil y las normas de emisiones se han endurecido. La cancelación de varios programas, incluyendo el desarrollo de vehículos a hidrógeno, sumó otros 3,350 millones de dólares en cargos antes de impuestos.
Nueva dirección en medio del ajuste estructural
En diciembre pasado, el hasta entonces CEO Carlos Tavares dejó el cargo abruptamente tras una fuerte caída en la performance de la compañía (te lo contamos en Merca2.0). En su lugar, asumió Antonio Filosa, exjefe de operaciones en Norteamérica, quien busca continuar la reestructuración iniciada por John Elkann, presidente del grupo.
Los planes de ajuste incluyen una reconfiguración del portafolio, con un mayor foco en modelos híbridos y eléctricos. Según Cinco Días, Stellantis está evaluando un nuevo esquema de producción en México y Canadá, que le permitiría sortear parte de los efectos arancelarios, siempre que cumpla con las condiciones del acuerdo comercial T-MEC.
¿Qué viene para Stellantis en el mercado global?
Aunque la empresa liberó sus resultados preliminares con la intención de “alinear expectativas” frente a los analistas, lo cierto es que sus acciones han perdido 39% de valor en lo que va del año. Para algunos observadores del sector, esto podría marcar un punto de inflexión si la estrategia de reestructuración logra contener la caída.
Según el Wall Street Journal, los costos por aranceles podrían escalar hasta los 1.165 o incluso 1.748 millones de euros a lo largo de 2025. Esto genera un escenario de incertidumbre para marcas históricas como Jeep y Chrysler, que aún tienen una presencia dominante en el mercado estadounidense.
La estrategia futura de la marca
Para navegar este escenario, Stellantis planea enfocarse en cuatro líneas estratégicas principales:
- Reducción de programas no rentables: cancelación de desarrollos como el de hidrógeno.
- Ajustes en la producción global: optimizar plantas en América del Norte bajo las reglas del T-MEC.
- Refuerzo de marcas clave: priorizar Jeep, Peugeot y RAM en mercados rentables.
- Transición energética gradual: foco renovado en híbridos frente a un freno parcial en vehículos 100 % eléctricos.
La situación de Stellantis es una advertencia sobre la interacción entre política comercial, transiciones tecnológicas y cambios regulatorios.
Para la industria automotriz, estos movimientos marcan nuevas exigencias en comunicación estratégica, adaptación operativa y reposicionamiento de marca. Y aunque el volumen de pérdidas suene lejano al entorno publicitario, sus efectos se hacen sentir en presupuestos, campañas suspendidas y la necesidad de redibujar planes regionales.
El caso Stellantis servirá como ejemplo para múltiples industrias en un año marcado por la volatilidad política y comercial en Estados Unidos y Europa.
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