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Estudiantes que utilizaron realidad aumentada en el aprendizaje de idiomas mejoraron su retención de vocabulario en un 7% el mismo día y un 21% cuatro días después
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En México, proyectos educativos que incorporaron realidad aumentada en materiales impresos reflejaron un impacto positivo en el interés y la retención del contenido.
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7 de cada 10 niños de entre 6 y 11 años ya usan smartphones o tablets con regularidad.
El regreso a clases ya no se limita a mochilas llenas de libros y cuadernos. Hoy, la educación evoluciona al combinar lo mejor del mundo impreso con herramientas digitales que hacen del aprendizaje una experiencia más inmersiva, atractiva y personalizada.
Materiales escolares interactivos con realidad aumentada (AR) y acceso a contenidos en línea están transformando la forma en que los estudiantes se relacionan con la información. Cuadernos y libros de trabajo ahora funcionan como puertas de entrada a juegos didácticos y evaluaciones interactivas, generando una unión entre el aula física y el entorno digital. De acuerdo con un artículo del Journal of STEM Teacher Institutes, estos materiales mejoran la motivación, el compromiso y la retención del conocimiento.
Más allá de la motivación, los beneficios son medibles, en una investigación del Institute of Electrical and Electronics Engineers, sobre el uso de AR en el aprendizaje de idiomas, se descubrió que los estudiantes que utilizaron este tipo de herramientas mejoraron su retención de vocabulario en un 7% el mismo día y en un 21% cuatro días después, en comparación con quienes usaron métodos tradicionales como tarjetas didácticas.
“La clave está en crear experiencias educativas que hablen el mismo lenguaje que los niños usan en su día a día: el de la interactividad y la tecnología. Sabemos que las nuevas generaciones aprenden distinto, y no podemos seguir enseñándoles con métodos de hace 30 años. Por eso, integrar recursos digitales directamente en materiales impresos nos permite mantener lo mejor de ambos mundos: la estructura y el enfoque pedagógico del papel, junto con la versatilidad y el atractivo de lo digital”, declaró Valentina Alvear Obregón, Gestora de Innovación y Tecnologías Educativas en Caligrafix.
Esta tecnología ya se está implementando en México desde hace un par de años. Por ejemplo, en proyectos educativos que incorporan realidad aumentada en materiales impresos, como actividades sobre el Día de Muertos, se ha observado un impacto positivo en el interés y la retención del contenido entre los estudiantes, generando además una conexión emocional más fuerte con la cultura y la historia nacional.
Esta fusión entre papel y tecnología no sería posible sin la creciente familiaridad de los estudiantes con los dispositivos digitales. En México, 7 de cada 10 niños de entre 6 y 11 años ya usan smartphones o tablets con regularidad, según datos del INEGI. Esta realidad plantea una oportunidad: aprovechar esa relación cotidiana con la tecnología para impulsar procesos educativos más efectivos.
Sin embargo, también es clave considerar el uso responsable de la tecnología en edades tempranas. Por esta razón, algunas plataformas de realidad aumentada aplicadas a contenidos impresos han empezado a limitar la duración de las sesiones interactivas.
“Más que una sustitución, se trata de una evolución del material impreso. Modelos como la Educación Aumentada que combinan recursos impresos, realidad aumentada y seguimiento pedagógico digital permiten enriquecer la experiencia educativa sin desplazar lo tradicional. Este enfoque facilita una enseñanza más inclusiva, adaptada a distintos ritmos, estilos y necesidades de aprendizaje”“, finalizó la directiva.
Asimismo, los datos de Serta revelan que la tecnología educativa es el rubro de mayor crecimiento y peso en el presupuesto familiar. Hasta el 25% del gasto total se destina a dispositivos como laptops con precios que van de 4,199 a 39,018 pesos y un promedio de 15,000 pesos y tabletas de 7,999 a 22,499 pesos y un promedio de 10,000 pesos. El 67% de los padres planea aumentar su inversión en este segmento, dado que las escuelas incorporan cada vez más experiencias didácticas que requieren estos dispositivos.
Además, las escuelas especialmente las privadas están comenzando a integrar más plataformas de aprendizaje en sus programas, lo que implica pagos adicionales por licencias, suscripciones o apps educativas. En este sentido, el gasto educativo se ha vuelto más presente y más caro.
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