
A inicios de la década de los 90, Pepsi lanzó en México una promoción que marcaría un antes y un después en la historia de la mercadotecnia infantil: los Pepsilindros. Aunque eran simples vasos de plástico con tapa y popote, su diseño llamativo, los personajes animados que los decoraban y su accesibilidad los convirtieron en íconos culturales para toda una generación.
El fenómeno comenzó formalmente en 1990, cuando Pepsi lanzó la primera colección oficial de Pepsilindros con personajes de Looney Tunes. Para conseguir uno, era necesario reunir 10 corcholatas y pagar 3 mil 500 pesos (viejos), equivalentes a unos 3 mil 500 pesos actuales. Los cilindros incluían a Bugs Bunny, Piolín, el Correcaminos, el Coyote, Lucas y Taz. Eran resistentes, coloridos y fácilmente reconocibles en patios escolares, excursiones o salidas familiares.
Los Pepsilindros tuvieron antecedentes
Este éxito fue precedido por una campaña promocional con vasos de la película Batman a finales de los 80, que sentó las bases para lo que vendría después. El modelo de Pepsi pronto fue replicado por otras marcas como Coca-Cola y Sabritas, que lanzaron productos similares, como vasos térmicos, hielocos o tazos, en busca de captar al mismo público nostálgico y coleccionista.
En 1993, Pepsi innovó al lanzar una colección de vasos decorados con imágenes de Michael Jackson, disponibles con corcholatas o taparroscas. Y un año después, en 1994, se presentó la serie de los Picapiedra, con una nueva característica que llamó la atención: una agarradera lateral para facilitar el transporte. Esta colección fortaleció el lugar del Pepsilindro en la vida escolar y cotidiana de miles de niños.
Hoy son artículos de colección
Más allá de su utilidad como recipiente, el Pepsilindro se volvió un símbolo de estatus entre los estudiantes de primaria. Tenías uno, y lo mostrabas. Incluso si no conservaban bien el líquido o eran difíciles de limpiar, eran un objeto deseado, y su popularidad los convirtió en un ícono de la cultura pop noventera mexicana.
Hoy en día, los Pepsilindros se venden como artículos de colección. En plataformas como Mercado Libre es posible encontrarlos a precios que van desde los $100 hasta los $1,000 pesos, dependiendo de su estado de conservación y rareza. Para muchos, no se trata de un vaso más, sino de una cápsula del tiempo que remite a una época de caricaturas, recreos y promociones clásicas.
Pepsilindros han vuelto pero sin el furor que causaron antaño
Pepsi relanzó ediciones conmemorativas en años recientes, apelando a la nostalgia de quienes crecieron con ellos. Aunque los diseños han cambiado, el impacto cultural permanece. Las nuevas generaciones los redescubren, mientras que los adultos que crecieron con ellos los valoran como parte de su infancia.
En retrospectiva, los Pepsilindros no solo fueron una exitosa campaña promocional. Se convirtieron en parte de la memoria colectiva de México. Con ellos, Pepsi no solo vendió refrescos, sino también recuerdos. Y por eso, tres décadas después, siguen encantando tanto a los mexicanos.