La música ya no solo se escucha, ahora se viaja con ella. Y es que el fenómeno del turismo musical ha conquistado a millones alrededor del mundo, y México se posiciona como un destino ideal para quienes planifican sus viajes siguiendo sus artistas y festivales favoritos.
Según la European Business School, el turismo musical se define como la modalidad turística en la que el viajero centra su interés en actividades relacionadas con la música: conciertos, festivales, museos o incluso visitas a lugares que inspiraron a compositores. Más que entretenimiento, esta tendencia fomenta la dispersión geográfica y fortalece las relaciones culturales y sociales entre los asistentes.
Oasis llega a la CDMX
En México, este tipo de turismo ha ganado fuerza. Datos del INEGI revelan que en 2024 más del 52 por ciento de la población adulta asistió al menos a un evento o espectáculo cultural, un aumento de 3.8 puntos porcentuales respecto a 2023, con una participación equilibrada entre hombres y mujeres.
Por su parte, una encuesta de IPSOS y Airbnb indica que más del 40 por ciento de los mexicanos planea incluir un evento musical en sus viajes durante 2025, destacando especialmente los jóvenes de 18 a 27 años. Los conciertos de artistas específicos (41 por ciento) y los festivales de música (40 por ciento) lideran la lista de preferencias.
En este contexto, la Ciudad de México se prepara para el esperado regreso de Oasis los días 12 y 13 de septiembre, fechas que ya registran lleno total. Según Airbnb, los visitantes serán principalmente nacionales de Monterrey (18 por ciento), Guadalajara (14 por ciento), Tijuana (4 por ciento), San Luis Potosí (3 por ciento), Mérida (3 por ciento), Hermosillo (3 por ciento) y Ciudad Juárez (2%), así como turistas internacionales de Los Ángeles (6 por ciento), Nueva York (4 por ciento), Chicago (3 por ciento), Guatemala (3 por ciento) y San José, Costa Rica (3 por ciento).
En ese sentido, el perfil predominante de los viajeros se concentra entre los 30 y 39 años, millennials marcados por la nostalgia y la conexión emocional con la banda. Este reencuentro no solo revive recuerdos de juventud, sino que convierte cada concierto en una experiencia completa, donde la música y el viaje se mezclan en una misma pasión.
Este fenómeno refleja cómo la música está transformando la forma de viajar. Los conciertos ya no son solo un evento, sino el motor de experiencias únicas, que combinan cultura, socialización y turismo. Para muchos mexicanos, seguir a sus artistas favoritos se ha convertido en una forma de viajar con ritmo, llevando la emoción más allá del escenario.
Caso parecidos se pueden ver con concierto de Taylor Swift, y recientemente en la residencia de Bad Bunny en Puerto Rico.
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