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De acuerdo con Smart Insights, se espera que en 2021, las personas pasen diariamente 100 minutos consumiendo video
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Asimismo, el 48 por ciento de los consumidores esperan que estos recursos reflejen sus intereses
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Dos terceras partes de los consumidores más jóvenes consumen este tipo de recursos diariamente en línea
Durante la semana, se viralizó un video de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco). En él, se puede ver cómo la institución intercede a favor de un cliente que solicitó a Sam’s Club que se le respetara una promoción para el Buen Fin. Específicamente, un plazo mayor de meses sin intereses para una de sus compras. El objetivo de la publicación fue generar más confianza entre el público sobre el rol de la organización para defender a todos los clientes.
Más allá de la gran vergüenza que tuvo que pasar Sam’s Club por la publicación, el incidente habla del poder del video. Es incierto qué tanto afectaron los 33 segundos de grabación a la reputación de la retailer en México. Pero se puede intuir que su reputación entre los clientes del Buen Fin no quedó intacta. ¿Por qué el video tiene tanto poder e influencia sobre el público en general? No se trata de un total misterio y de hecho hay varias razones muy claras de ello:
El video es sencillamente el formato más efectivo de contenido
Los recursos audiovisuales pueden ser la diferencia entre el éxito y la ruina de las marcas por el simple hecho que es el tipo de contenido más popular entre los consumidores. De acuerdo con Brafton, siete de cada 10 marcas reconocen al video como el estilo de content marketing más eficaz para sus estrategias. En el mercado B2C, no hay ningún otro producto que siquiera se acerque en efectividad. Y dentro del B2B, está muy por encima de los casos de estudio.
Permite crear historias que pueden beneficiar (o afectar) a las marcas
Forbes plantea un fascinante ejemplo teórico usando Toy Story y Toys R Us. Si Andy hubiera ido a comprar a Woody a una de estas tiendas, todos los jóvenes hubieran asociado la magia de la aventura a esta marca. El video es perfecto para crear historias y, por consiguiente, crear lazos emocionales fuertes entre las compañías y los consumidores. O por el contrario, en el caso de un contenido como el de Profeco, ligar emociones e ideas negativas a su reputación.
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No cualquier tipo de video es igual de efectivo
Tal vez está de más decirlo, pero no todos los formatos son igual de efectivos para llegar a las audiencias. Y no se trata solo de una cuestión de efectividad. De acuerdo con Statista, hay ciertos tipos de video que los consumidores consumen más en su día a día. Películas y series son todavía los formatos más populares entre el público. Sin embargo, poco después están los que se producen en redes sociales. Específicamente, los de otros usuarios de las plataformas.
Hay un interés claro por los contenidos audiovisuales brandeados
Si bien en la práctica parece que el tipo de video más popular es el que se produce con fines de entretenimiento, o el que hacen otros usuarios, Wyzowl revela otros comportamientos. En específico, que el 85 por ciento del público espera más contenidos audiovisuales brandeados. Lo anterior no significa, sin embargo, que las marcas pueden simplemente crear lo que deseen y mantendrán felices a las audiencias. Hay aparte una exigencia clara en cuanto a la calidad.
El efecto indirecto del video
No solo los contenidos que se hacen expresamente por o hacia una marca deben preocupar a las compañías. Varios estudios han confirmado que tan solo estar a lado de un video con una temática controversial puede impactar negativamente la imagen de los consumidores sobre la marca. Lo anterior es especialmente importante al momento de hacer proyectos de publicidad programática. Sin embargo, también debe de tomarse en cuenta en otras iniciativas de marca.
UCG: La mejor opción para las marcas
Ya lo habíamos dicho antes, pero la mejor apuesta de video con fines comerciales es justo los que son creados por los usuarios (UCG). De acuerdo con Convince and Convert, no solo se trata de una estrategia bastante asequible para las compañías. Además puede ayudar a las empresas a ganarse una credibilidad mucho más profunda entre los consumidores. Pero se debe tener cuidado y hacer una curación cuidada de los recursos, para evitar controversias.
