Cuando Carlos Slim invirtió 250 millones de dólares en el New York Times a principios de este año, la noticia sacudió los titulares en el mundo. Más allá de las suposiciones y los por qué, la operación superficialmente planteó un negocio de ganar-ganar: la prestigiada editorial adquirió fondos para salir de sus compromisos financieros y el magnate podría acercarse a una de las mejores empresas en producción de contenidos del mundo, que a la luz de sus intereses mediáticos (Uno TV y la posible adquisición de una concesión en televisión abierta), adquiere todo el sentido.
Sin embargo ¿qué persigue Jeff Bezos, cabeza de Amazon, el primer retailer on line del mundo, con su compra de uno de los diarios más acreditados de los EUA, por la misma cantidad de 250 millones de dólares?
Totalmente sujeto a especulaciones que no desaparecerán hasta que el mismo Bezos responda directamente a la pregunta, una parte de la respuesta es que una vez ya modificó la forma en la que se compra en el mundo y en la forma en la que se accede a la información. El Kindle por sí mismo también implicó un cambio en los hábitos de lectura en la gente, tendencia sobre la que Apple se subió y aprovechó en su debido momento.
El líder de Amazon había comentado hace años que en el futuro no existirían los periódicos impresos, que aún cuando se ve difícil que pueda suceder del todo, es un hecho que hoy la tableta de Amazon se adquiere con contenidos precargados, entre los que se encuentran diversos libros y en consecuencia, no extrañará encontrarse pronto con acceso en determinados niveles al famoso periódico.
Por otro lado, los editores y reconocidos escritores del Post podrían ser una inagotable fuente de libros, reportes, guías y demás material para Amazon y Kindle.
Otra de las interpretaciones indica que las noticias son una gran aliciente para las “compras de paso” en línea, en donde Amazon es el canal de ventas por el cual el periódico podría convertirse en un interesante laboratorio de contenido integrado y comercio.
Finalmente, todos saben que el espíritu de innovación y apuestas de largo plazo de Bezos le han llevado a invertir en cosas que no necesariamente le aportarán dinero inmediato, como los viajes masivos al espacio, la recuperación de la cápsula del Apollo 11 o un reloj atómico que durará en funciones 10 mil años, es decir, es muy común verle metido en cosas sólo porque le encanta experimentar.
