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Según Deloitte, los palcos generan hasta el 20% de los ingresos totales de un estadio, pese a ocupar menos del 5% de su capacidad.
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Representan un modelo de negocio rentable y sostenible para recintos deportivos.
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Según Allied Market Research, el turismo deportivo alcanzará los 1.8 billones de dólares en 2030.
La cuenta regresiva para el Mundial 2026 ya empezó, y con ella también la carrera por asegurar un asiento privilegiado. Pero no se trata de cualquier lugar: ahora puedes adquirir un palco en el Estadio Azteca por 15.5 millones de pesos, un espacio que va más allá del deporte y se convierte en una inversión de alto perfil.
Ubicados en el primer nivel del estadio capitalino, estos palcos ofrecen una experiencia premium, acceso para 12 personas, dos lugares de estacionamiento exclusivos, baño privado, cómodas butacas, y hasta una cocina integral para disfrutar cada partido como en casa o mejor. La venta de estos espacios ya comenzó a moverse en plataformas inmobiliarias como Sabralá, y se proyecta como uno de los productos más deseados del sector de entretenimiento deportivo en México.

Con el Mundial compartido entre México, Estados Unidos y Canadá, se espera que esta edición sea una de las más vistas y celebradas de la historia. En ese contexto, el estadio Banorte, también conocido como el emblemático estadio Azteca, uno de los recintos más emblemáticos del fútbol mundial se convierte en un punto estratégico para vivir el evento desde una perspectiva exclusiva.
Más allá del partido, estos palcos representan una nueva forma de vivir el fútbol: como una experiencia social, de lujo y con alto valor simbólico.
No cabe duda de que, los palcos privados se han consolidado como uno de los productos inmobiliarios más exclusivos dentro del mundo del entretenimiento deportivo. No solo ofrecen una experiencia premium para los asistentes, sino que también se han convertido en una inversión rentable para compradores que buscan un bien escaso, asociado a eventos de alta demanda como el Mundial de la FIFA, la Fórmula 1 o los Juegos Olímpicos.
Según un estudio de Deloitte sobre el negocio del deporte, los palcos ejecutivos o “hospitality suites” son una fuente clave de ingresos para estadios modernos, representando hasta el 20% de los ingresos totales de un recinto, esto a pesar de ocupar menos del 5% de su capacidad total.
En eventos globales como el Mundial, la demanda por estas áreas exclusivas se dispara. Para 2026, se espera que la cifra sea considerable y tal vez una de las más ambiciosas, debido a la logística compartida entre tres países (EE.UU., México y Canadá) y al creciente interés por experiencias personalizadas y exclusivas.
En México, el Estadio Azteca o Estadio Banorte entre otros recintos clave ya han comenzado a preparar su oferta de hospitalidad para recibir a aficionados de alto poder adquisitivo.
Y es que, en ese contexto, el auge del turismo deportivo también juega un papel importante: según un reporte de Allied Market Research, el mercado global del turismo deportivo se valoró en más de 580 mil millones de dólares en 2021, y se proyecta que alcance los 1.8 billones para 2030.
Además del acceso preferencial, estos espacios ofrecen comodidades como estacionamiento reservado, atención personalizada, alimentos y bebidas gourmet, seguridad reforzada, y en algunos casos, servicios corporativos. Esto los vuelve atractivos no solo para particulares, sino también para empresas que buscan impresionar a socios o clientes durante eventos de alto perfil.
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