-
De acuerdo con GWI, el 97% de la Generación Z usa redes sociales como fuente principal de entretenimiento y descubrimiento de productos.
-
Esta generación prefiere las plataformas visuales como TikTok (67%), Instagram (62%) y YouTube (88%) son sus favoritas.
-
De acuerdo con Eventbrite, el 75% de los centennials prioriza las experiencias memorables sobre productos físicos. Esto incluye alimentos visuales, bebidas personalizables y entornos “compartibles”.

McDonald’s ha entendido que, para conectar con jóvenes y sobretodo con la Generación Z, ya no basta con vender comida, sino que también tiene que vender una experiencia que se vea bien en cámara. Tras el tropiezo de CosMc’s, su cafetería experimental que prometía una experiencia dinámica, no logró despegar como se esperaba, la cadena parece haber encontrado una nueva vía para insertarse en las tendencias del momento: las bebidas que se beben y también se postean.
Su más reciente plan fue una prueba piloto de cafés fríos saborizados y “dirty sodas”, refrescos con jarabes, cremas o frutas en 500 restaurantes de Estados Unidos, específicamente en Wisconsin y Colorado.
También lee: Productos y plataformas que intentaron gustarle a la Gen Z pero fueron olvidados fácilmente
Aunque en el papel parezca un ajuste menor en su menú, en realidad representa un viraje estratégico: McDonald’s ya no solo quiere vender hamburguesas y papas fritas, quiere convertirse en una marca “bebible”, aspiracional y relevante para una generación que vive a través de sus redes sociales.
La jugada no es improvisada. Según datos de Technomic, el segmento de bebidas y snacks fue el que más creció en 2024 dentro de la industria restaurantera, con un aumento superior al 9 %, es decir por encima del crecimiento en hamburguesas, que apenas fue del 1.4%. Lo que nos demuestra que la nueva generación de consumidores no busca solamente alimentarse, sino también sentirse parte de algo, y eso incluye tener en las manos una bebida que luzca distinta, divertida y, por qué no, “aesthetic”.
Tengamos en cuenta que la propuesta de las “dirty sodas”, populares en estados como Utah y entre creadores de contenido en TikTok, combinan el sabor tradicional de los refrescos con toques donde se mezclan cremas, jarabes, leche de coco o frutas y su atractivo no solo está en el gusto, sino en el ritual de combinar, en los colores, en lo visualmente estimulante. Lo mismo ocurre con los cold brews saborizados que ahora se suman al menú con una especie de respuesta directa al dominio de Starbucks sobre este nicho.
Para McDonald’s, esta incursión líquida representa una forma de reconectar con una audiencia que los ha visto más como una marca heredada que como una marca deseada. Hoy, la competencia no se libra solo en sabor o precio, sino en identidad. Y si un vaso con hielo, jarabe de cereza y una rodaja de lima puede colocarte de nuevo en la conversación cultural, entonces vale la pena intentarlo.
De acuerdo con datos de The New York Post, en mercados clave como Estados Unidos, Canadá, Australia y Europa, McDonald’s estima que el potencial de crecimiento en el rubro de bebidas puede alcanzar hasta los 100 mil millones de dólares. Pero más allá del valor económico, el objetivo es claro al innovar y ser cool en los ojos de los centennials. Y eso, como las nuevas bebidas que ahora ofrece, requiere más mezcla, más color y menos fórmula tradicional.
Precisamente, una marca que también se está esforzando por conectar con generaciones jóvenes a partir de propuestas de bebidas frías es Nescafé, que apostó por su línea de café soluble para preparaciones heladas con el lanzamiento de Nescafé ICE.
Ver esta publicación en Instagram
Una publicación compartida por CNBC International (@cnbcinternational)
Es así que estos casos nos demuestran que el mercado de bebidas frías se está fortaleciendo gracias a los jóvenes y las redes sociales.
Ahora lee:
El efecto Sydney Sweeney, y el regreso al estándar clásico en la publicidad
Elon Musk crea su propia caricatura japonesa para promocionar su restaurante
Cómo los actores latinos están construyendo su propio imperio en la industria del entretenimiento