Para Matraka, el lujo no es un estilo, es una sensación que se percibe en cada gesto, en cada espacio y en cada experiencia. Desde la perspectiva de Ignacio Casares, CEO de Matraka, el crear un evento que refleje exclusividad y sofisticación requiere de tres elementos innegociables: narrativa, personalización y atención minuciosa a los detalles. Esto se ha visto en acción en eventos emblemáticos que han tenido con marcas premium como American Express, BMW, Johnnie Walker Blue, Palacio de Hierro, Barclays, entre otras.
Cada proyecto nace de un entendimiento profundo de la marca y del momento cultural en el que se inserta, esto va desde el diseño sensorial hasta los gestos más sutiles de hospitalidad, todo está pensado para comunicar sofisticación desde la perspectiva de vivirla, no de declararla. La autenticidad en el mundo del lujo surge del dominio: no basta con replicar códigos estéticos, es necesario comprender su origen y propósito. Por eso, en Matraka cada detalle está cuidado con precisión, desde la delicada nota olfativa que recibe al invitado hasta el ritmo impecable de cada platillo. En la experiencia del lujo, la diferencia está en lo que casi nadie ve, pero todos sienten.
Para Ignacio Casares, la curaduría de los invitados también es un componente esencial. El lujo se define tanto por quiénes se encuentran en la sala como por los elementos materiales del evento.
“Crear una atmósfera en donde las personas correctas se encuentren, se reconozcan y conecten. Más que asistentes, diseñamos comunidades temporales con identidad propia”, dijo.
La atmósfera se construye para que las personas correctas se reconozcan y conecten, generando interacciones auténticas que trascienden la simple asistencia. De esta forma, cada evento deja de ser una reunión y se convierte en un espacio de conexiones selectas, en donde cada presencia suma valor.
Lujo que une legado y modernidad
Equilibrar innovación y tradición es otro principio que guía la creación de experiencias de alto nivel. Para Matraka, el lujo habita entre el legado y la novedad, por lo que es ideal respetar los códigos clásicos como calidad, discreción y privacidad.
Aunque, Ignacio Casares tiene claro que este target busca lo inesperado, “Por eso trabajamos desde una creatividad silenciosa: sorprendemos sin ser estridentes, innovamos sin perder la esencia. Y lo hacemos con un pie en la tradición y otro en la evolución constante de la experiencia”.
Las alianzas y colaboraciones son seleccionadas con el mismo cuidado que una pieza de alta relojería. Deben sumar valor simbólico y sensorial, no únicamente visibilidad.
La colaboración con un chef con estrella Michelin, una galería emergente o una casa de moda que respeta el oficio ilustra cómo el lujo se potencia mediante conexiones genuinas. Cada componente se elige con precisión y respeto, asegurando que la experiencia total se eleve sin perder coherencia ni sofisticación.
Precisamente, American Express, un referente de exclusividad y estilo de vida, refleja este enfoque en cada evento que Matraka decide apoyar o desarrollar. Cada experiencia se convierte en un verdadero access moment, con curaduría impecable, hospitalidad intuitiva y una visión de estilo de vida que va más allá de lo aspiracional.
Y es que, actualmente, las tendencias en eventos de lujo muestran un giro hacia el significado y la resonancia emocional. Los clientes de gama alta buscan experiencias menos ostentosas y más conectadas con lo auténtico, lo cultural y lo personalizado. Quieren momentos que no sólo se vean bien en una fotografía, sino que generen un impacto emocional duradero.
Por ello, cada evento debe sentirse irrepetible, como si hubiera sido concebido específicamente para cada invitado, para Matraka, esta filosofía guía cada decisión, cada alianza y cada detalle, asegurando que un evento además de cumplir con las expectativas, también las supere.