Invertir en acciones de marcas globales puede parecer una apuesta segura para muchos inversionistas. Sin embargo, el impacto de hacerlo va más allá de la percepción de popularidad o reconocimiento: se trata de analizar fundamentos financieros, resiliencia de marca y adaptabilidad a nuevas tendencias de consumo. En el contexto económico actual, donde la volatilidad global es una constante, apostar por marcas establecidas puede representar tanto una oportunidad como un desafío estratégico.
De acuerdo con datos de Statista y Morningstar, marcas como Coca-Cola, Apple, Nike o McDonald’s, que figuran consistentemente en los rankings de mayor valor de marca, han mantenido un crecimiento sostenido en sus acciones durante la última década, con un promedio de retorno anual del 7 al 12 por ciento. Sin embargo, expertos en finanzas señalan que el nombre de la marca no lo es todo; también se debe considerar su capacidad de adaptación en sectores cambiantes, su estructura de deuda, expansión en mercados emergentes y alineación con temas de sostenibilidad y tecnología.
¿Dicen que es momento de invertir en acciones de Coca-Cola?
Pese a ser una de las empresas de consumo masivo más reconocidas del planeta, The Coca-Cola Company aún no refleja en sus precios bursátiles su verdadero potencial de crecimiento, según afirma Dara Mohsenian, analista senior de Morgan Stanley especializada en bienes de consumo y publicó bloomberg. La firma financiera recomienda “sobreponderar” las acciones de la compañía y les asigna un precio objetivo de 81 dólares, lo que implica un margen de crecimiento del 17.6 por ciento respecto al valor actual, que ronda los 68.84 dólares.
La principal razón de esta proyección positiva, según Mohsenian, es que el mercado ha subestimado el crecimiento orgánico sostenido de Coca-Cola, que se mantiene en niveles superiores a los de sus principales competidores. Esto, a pesar de que los inversionistas muestran creciente preocupación por las tendencias globales en salud y bienestar, que han generado escepticismo frente a bebidas azucaradas o gaseosas tradicionales.
Sin embargo, la analista subraya que la empresa ha demostrado una capacidad única para sortear estos desafíos mediante una combinación de estrategias clave: poder de fijación de precios, innovación, marketing efectivo, diversificación de portafolio y ganancias sostenidas en participación de mercado.
Uno de los motores más prometedores dentro de este ecosistema es Fairlife, la línea de leche ultrafiltrada de Coca-Cola. De acuerdo con Nielsen, esta marca creció a una tasa compuesta anual del 47 por ciento en EE.UU., posicionándose como una referencia en el mercado de productos más saludables. Fairlife ya representa entre el 4 por ciento y 4.5 por ciento de las ventas globales de la compañía, y se espera que su ritmo de crecimiento anual continúe en un rango conservador del 25 por ciento al 35 por ciento durante los próximos cinco años.
Según las proyecciones de Mohsenian, incluso sin considerar una expansión internacional, Fairlife podría sumar entre 100 y 140 puntos básicos al crecimiento orgánico global de Coca-Cola, gracias a varios factores:
Alta demanda en categorías saludables, con un crecimiento sectorial ponderado del 26 por ciento en EE.UU. Reconocimiento de marca y diferenciación, gracias a su proceso de filtración exclusivo, que ofrece sabor y beneficios nutricionales.
En este contexto, los analistas consideran que el mercado no está valorando adecuadamente el futuro prometedor de Coca-Cola, especialmente en un entorno donde los consumidores buscan productos más saludables sin sacrificar sabor ni confianza en la marca. El poder de innovación y adaptación que ha demostrado la compañía, junto con el ascenso de nuevas unidades de negocio como Fairlife, hacen que su acción aún tenga un recorrido bursátil atractivo, incluso en un mercado cada vez más exigente.
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