El uso de las tarjetas de crédito ha experimentado un notable crecimiento a nivel mundial, y México no es la excepción. Este fenómeno refleja tanto una mayor inclusión financiera como desafíos emergentes relacionados con el endeudamiento y la estabilidad económica. Ante eso, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), lanzó advertencia sobre tarjetas de crédito peligrosas.
Y es que a nivel internacional, el auge de las tarjetas de crédito se ha visto impulsado por la digitalización de los servicios financieros y la entrada de fintechs que ofrecen soluciones accesibles y personalizadas.
En México, el número de tarjetas de crédito activas alcanzó los 37 millones en enero de 2025, lo que representa un crecimiento del 7.8 por ciento respecto al año anterior . Este incremento ha sido liderado por instituciones como BBVA México y Citibanamex, que juntas concentran cerca del 50 por ciento del mercado .
Tarjetas de crédito peligrosas
En un contexto donde el acceso al crédito se ha convertido en parte fundamental de la vida financiera de millones de mexicanos, las tarjetas de crédito se consolidan como uno de los productos más utilizados por los consumidores. Sin embargo, su creciente adopción también ha expuesto prácticas contractuales que podrían poner en desventaja a los usuarios.
La Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) ha alzado la voz para alertar sobre cláusulas abusivas que, bajo una apariencia de formalidad legal, pueden tener efectos adversos sobre la economía personal.
A diferencia de las tarjetas de débito, que utilizan fondos propios del titular, las de crédito operan con dinero prestado por una institución financiera. Este modelo implica intereses, comisiones y el famoso Costo Anual Total (CAT), que muchas veces escapa al entendimiento promedio. El problema no radica en el producto per se, sino en la opacidad de algunos contratos, que contienen condiciones poco claras o desventajosas que pueden pasar inadvertidas por el usuario común.
La Condusef ha identificado siete prácticas contractuales que considera abusivas. Entre ellas destacan los cargos automáticos por deudas vencidas sin previo aviso, la autorización irrevocable para descontar dinero de cuentas en otros bancos, y restricciones a la liquidación anticipada del crédito. También se cuestionan cláusulas que permiten a la institución aplicar los pagos según su propio criterio, así como condiciones que impiden al cliente disponer libremente de sus otros fondos si mantiene una deuda activa.
Estos elementos, que suelen estar redactados en lenguaje técnico y escondidos en documentos extensos, generan un desequilibrio entre la institución financiera y el usuario. En la práctica, colocan al cuentahabiente en una posición vulnerable frente al poder contractual del banco, en un entorno donde la educación financiera sigue siendo una asignatura pendiente.
El llamado de la Condusef no es menor: invita a los usuarios a leer con detenimiento los contratos antes de firmarlos, a identificar estas condiciones y a presentar una queja formal en caso de detectarlas. El organismo pone a disposición canales como su sitio web oficial y el Centro de Contacto y Atención por Medios Remotos (CCAMER), con el fin de ofrecer orientación y asistencia.
Este llamado cobra aún más relevancia en un país donde el crédito se promueve como palanca de crecimiento económico, pero en el que muchas veces el desconocimiento legal termina traduciéndose en endeudamiento crónico o condiciones desfavorables. La vigilancia y la acción informada del consumidor son claves para cambiar esta realidad.
El desafío, entonces, es doble: por un lado, fomentar una cultura de lectura y comprensión de los contratos financieros; por otro, exigir que las instituciones actúen con transparencia y responsabilidad. Solo así se logrará que el crédito sea una herramienta de empoderamiento y no una trampa disfrazada.
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