- La ley fiscal amplía y hace permanentes los recortes fiscales de Trump 2017: unos US$ 4.5 billones a lo largo de una década.
- El paquete agregará entre US$ 3.3 y 4 billones al déficit federal en los próximos 10 años.
- Reducciones presupuestarias clave: US$ 1.2 billones en Medicaid y beneficios de alimentos, y US$ 186 mil millones menos en SNAP entre 2025 y 2034.
La flamante aprobación este jueves 3 de julio de la “One Big, Beautiful Bill”, el megaproyecto fiscal de Donald Trump, promete recortes de impuestos a empresas y personas.
Para el ecosistema de marketing y publicidad, esto suena bien: más margen de maniobra para invertir en innovación, medios y talento.
Sin embargo, el panorama no es tan lineal. Aunque el alivio fiscal puede beneficiar a grandes corporaciones y a segmentos de alto poder adquisitivo, el recorte de programas sociales y subsidios puede deprimir el consumo entre las clases medias y bajas, afectando a sectores que dependen del volumen más que del ticket promedio.
Para marcas orientadas a consumidores vulnerables (retail masivo, bienes de consumo rápido, plataformas de servicios accesibles), esto representa una alerta estratégica. La relación entre recorte de impuestos y mayor consumo no es automática, especialmente cuando se amplía la desigualdad, dice The Times.
Cambia el mapa del marketing: más polarización, más segmentación
Con un escenario político radicalizado y un electorado dividido, el marketing también se vuelve más ideologizado.
Empresas como Patagonia, Ben & Jerry’s o incluso gigantes tecnológicos han tomado postura en el pasado frente a decisiones políticas. La aprobación de esta ley genera nuevas tensiones reputacionales.
Además, la ley otorga beneficios específicos (como deducciones por propinas, préstamos automotrices o pago de horas extra) que alteran patrones de consumo concretos. Los profesionales de marketing deberán afinar la escucha social, los análisis de comportamiento y los modelos predictivos para detectar micromovimientos en la demanda y responder con precisión quirúrgica.
En paralelo, el aumento del gasto en defensa y migración puede derivar en campañas oficiales con fuerte tono nacionalista. Las marcas que operan en EE.UU. desde otros países deben prepararse para un clima menos receptivo a lo internacional.
5 claves para marcas y marketers sobre la nueva ley fiscal de Trump
- Revisar presupuestos de medios y branding: hay más liquidez pero también más presión política.
- Segmentar con datos reales: los cambios sociales afectarán el consumo de nichos.
- Refinar los mapas de empatía: las motivaciones económicas se mezclan con las identitarias.
- Fortalecer el propósito de marca: definirse será cada vez más necesario.
- Anticipar escenarios de crisis: volatilidad y polarización pueden escalar rápidamente.
¿México debe preocuparse?
Para México, la nueva ley fiscal estadounidense podría generar efectos indirectos.
Si bien los recortes impositivos pueden estimular inversiones de empresas con operaciones binacionales, el endurecimiento migratorio y los cambios en consumo interno en EE.UU. podrían afectar exportaciones, remesas y la dinámica del nearshoring.
Además, la volatilidad política derivada de estas reformas podría incidir en decisiones estratégicas de marcas mexicanas que buscan crecer en el mercado norteamericano, obligándolas a adaptar mensajes, productos y canales a un entorno más polarizado.
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