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La gran oportunidad de las marcas en México

Por Daniel Granatta

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twitter @danigranatta

En estos días, en los que el tema online más comentado en México es el del nuevo paquete fiscal de ingresos, la consiguiente subida de tasas en las tarifas de conexión a Internet ha desencadenado una enorme cantidad de comentarios, opiniones y reacciones, centralizadas sobre todo en el famoso hashtag #InternetNecesario creado y alimentado por usuarios en Twitter.

Mapa mundial de conexiones a Internet y el precio por 1Mb:

(Da click en la imagen para verla en mayor tamaño:)

internetspeeds chica

No me extenderé mucho en razonar aún más el porqué de la necesidad de contar con algo tan elemental como una conexión a Internet (aunque sea una de las más caras y limitadas del mundo) como uno de los motores de progreso de un país, en la misma semana además en la que en Finlandia se decreta la banda ancha como un derecho fundamental. Porque además, finalmente, creo no tan grave la subida de ese impuesto por lo que representa directamente (que también) sino porque encarna la certeza de la incapacidad de la clase política mexicana para comprender el mundo en el que convivimos.

Un ejemplo simple y en primera persona, el pasado domingo 18 se celebraron elecciones para la Presidencia Municipal en todos los municipios de Coahuila, así que pueden imaginarse cómo se encontraba Saltillo en lo referente a este asunto, empapelado de arriba a abajo con la cara de los candidatos y sus respectivas campañas, que esta vez contaban con la novedad del acercamiento vía Internet, ya saben, Facebook, Twitter y toda la vida 2.0 del universo conocido.

Sin embargo, no pasaron ni 10 horas desde que uno de los candidatos ganó la elección para que su cuenta de Twitter (tan alabada en prensa como innovación tecnológica para comunicarse con sus posibles votantes) ya no existiese. Justo en el día en que un alcalde ganador debiera abrir TODOS sus canales de comunicación para escuchar de la gente lo que necesita y así gobernar mejor, el comportamiento demostró que realmente el uso de nuevas tecnologías y las referencias a Obama en la política mexicana no son más que una táctica de marketing político (y muy malo, por cierto), un arriba las formas sobre el fondo, un “quiero que me votes hoy y mañana… hasta luego”.

Pero les tengo una mala noticia, amigos legisladores: el futuro que hace veinte años veíamos sólo en películas, ya está aquí. Y con él, la tecnología que lo hace posible, utilizada por la gente para convertir el presente en futuro.

A menor escala que la oleada de tweets de #InternetNecesario, viví una experiencia similar el pasado jueves debido al caso (no sé si saben de él) de una bebé robada en un hospital de Monterrey por una desconocida. A eso de las 10 de la noche recibí un correo de un amigo pidiendo ayuda, ya que dicha bebé era la hija de su primo, así que capturé una pantalla con su email y lo publiqué en Twitter, pidiendo por favor a todo el que lo leyera que lo republicara para intentar hacerlo llegar lo más lejos posible. Sorpresivamente (o quizá no), mi timeline de Twitter comenzó a llenarse de mensajes y mensajes con el enlace a la imagen, hasta llegar a un determinado momento en que no había nada más que mensajes sobre la bebé y el mail de ayuda. Dos horas después, más de 7 mil mensajes se habían republicado a este respecto, captando incluso la atención de TV Azteca, que a la mañana siguiente informó sobre la movilización en su programa Hechos a nivel nacional, supongo que llevando la noticia a mucha gente aún desconocedora de la misma.

Es una buena metáfora de cómo las marcas deben integrar los mensajes de sus campañas en varios medios, nazcan donde nazcan. Sólo el 30 por ciento del país tiene acceso a internet y no sirve hacer algo únicamente online porque el 70 por ciento se queda fuera, hace falta una bajada tangible a la realidad para llegar a otros sectores; en este caso es necesario el uso de un medio tradicional que amplifique el alcance original de algo nacido en una red social.

Pero sobre todo, habla muy mucho de cómo la gente adopta una tecnología y la utiliza con un sentido de utilidad que ni siquiera el creador de la misma pudo prever en un inicio. La tecnología, por si alguien lo olvidó, está a nuestro servicio, y la que sobrevive es la que mejor servicio nos presta. Sirva este pequeño ejemplo de la bebé robada (y cómo la gente republicó el mensaje de ayuda) para reflejar el desfase tecnológico entre la población y la clase política que la gobierna, así como la incapacidad de ésta para tasar ni evaluar nada que tenga que ver con asuntos tecnológicos de una forma medianamente razonable.

¿Quieren gravar conceptos como la conexión a internet con un 3 por ciento? Qué irrelevante cifra y qué corta de miras: “arreglemos el corto plazo aunque dejemos el medio plazo en tan precario estado”. Si quieren subir un impuesto para mejorar algo (en vez de sólo recortar un gasto existente considerándolo como lujo) súbanlo al 8 por ciento ó al 16 por ciento si quieren, y usen lo recaudado, por ejemplo, para crear zonas wi-fi que faciliten el acceso a quien no se lo puede permitir y así ampliar la población online que pueda acceder a puntos de información u opinión. Porque el que algo sea un derecho no quiere decir que tenga que ser gratis por parte de un gobierno, pero sí que al menos éste último trate de facilitárselo a la mayor cantidad de gente posible. Claro, ahora me pregunto si al final eso podría ser no labor de un gobierno sino provenir de las propias marcas, operadoras del servicio en este caso.

Tengo la creencia de que la publicidad, en esta época, no sirve ya para venderle a la gente cosas que a lo mejor ni siquiera necesitan, sino para hacer mejor la vida de la gente expuesta a ella, con algo que te sea de utilidad o que al menos te regale una sonrisa. Y en ese contexto, las marcas ya no son sólo generadoras de consumo sino quizá, incluso, agentes sociales.

Como cuando en Buenos Aires, una marca deportiva y su agencia rehabilitaron un barrio completo del desahucio al que estaba sometido y lo rebautizaron como Barrio Bonito, un recuerdo tangible para la existencia que puedes encontrar incluso en las guías turísticas de la capital argentina.

Así que quizá (siempre quizá) en estos momentos en los que parece que la ciudadanía no se siente respaldada por muchos de sus representantes políticos, pero aún así tiene necesidades, ¿qué tal si como marcas y agencias nos juntamos y decidimos ofrecer a toda esa ciudadanía algunas soluciones a problemáticas reales?

Sería interesante saber qué se puede conseguir, mientras esperamos a que nuestros políticos se pongan a la altura de la población que dicen representar y, sobre todo, a la altura del mundo en el que dicen vivir.

Y por si alguien se quedó con la duda, cuatro días después rescataron sana y salva a la bebé, quién sabe si gracias a un mensaje publicado en Twitter o a uno que vino de aquel 🙂

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