En un contexto donde la televisión ha sido transformada por el streaming, la alianza entre Shonda Rhimes, Fundadora de Shondaland y Productora y Netflix no solo ha desafiado formatos tradicionales, sino que ha dado lugar a universos inmersivos que hoy trascienden las plataformas.A 20 años de la creación de Shondaland, la productora y guionista celebró su historia en Cannes Lions junto a Marian Lee, Chief Marketing Officer de Netflix, en una conversación que reveló tanto la fuerza narrativa como la visión comercial detrás de éxitos como Bridgerton y Grey’s Anatomy.
Cuando le preguntamos a la CMO de Netflix cómo es trabajar con talentos como Shonda Rhimes y cómo comercializan sus títulos, su respuesta es reveladora:
“Bueno, Shondaland lleva 20 años en esto, incluso más que el tiempo que Netflix lleva en streaming. Así que en realidad tenemos mucho que aprender de su equipo. Para mí se trata de construir confianza y conexión. Shonda y su equipo han pasado años desarrollando estas historias, dándoles vida, y luego nuestro deber es llevar su visión creativa más allá.”
Lejos de asumir el rol de simple distribuidor, Netflix se posiciona como un facilitador que amplifica una visión narrativa cuidadosamente construida. La plataforma reconoce que la relación con creadores como Rhimes requiere sensibilidad:
“Puedo imaginar que para Shonda entregar ese trabajo puede ser difícil, como decir: ‘Esto es nuestro, ¿cómo lo van a tratar ustedes?’. Lo entendemos. Por eso trabajamos en construir esa confianza para entender la visión creativa y llevarla a cabo. A veces, nuestros equipos no lo captan al principio, así que hay que trabajar mucho para construir esa base.”
Aquí, la comercialización no se entiende como una simple campaña publicitaria, sino como una extensión emocional del proceso creativo. Cada estreno es tratado como un privilegio, un acto de curaduría cultural:”Cada programa nuevo que nos trae Shonda es un privilegio. Pero debemos entender el núcleo de lo que su equipo quiere decirle al público. Se trata de una combinación entre entender a la audiencia de Netflix y respetar lo que Shonda ha construido. Cada show y cada temporada es diferente.”
En tiempos donde el uso de inteligencia artificial en los procesos creativos se vuelve una tentación empresarial, Shonda Rhimes toma una postura clara y rotunda: No estoy interesada en entrar a una sala de guionistas y escuchar lo que una computadora tiene que decir sobre cómo contar una historia. Todavía creo que la imaginación humana es el elemento más importante.”
Esta declaración se convierte en un manifiesto en defensa del arte. En un ecosistema saturado de datos y algoritmos, Rhimes defiende el valor intangible de la intuición humana. Es un posicionamiento estratégico que fortalece su autenticidad frente al público y resuena con una audiencia que busca experiencias significativas.
Integraciones comerciales con propósito: cuando la marca se vuelve parte de la narrativa
Ni Rhimes ni Netflix están cerrados al mundo de las marcas, pero el criterio es claro: deben sumar narrativamente.
“No vamos a ver a alguien tomando café de marca o manejando un coche en Bridgerton, pero hemos hecho alianzas que tienen sentido narrativo. Es un reto divertido.
La visión de Netflix va en la misma dirección. Según la CMO: “No se trata de integrar productos por integrarlos, sino de pensar creativamente cómo expandir el mundo de la serie hacia afuera, con socios que respeten la historia.”
Aquí hay una lección de marketing contundente: las marcas deben dejar de pensar en la exposición y empezar a pensar en el aporte cultural. La integración deja de ser una interrupción para convertirse en una herramienta de expansión narrativa, cuando se hace con respeto y creatividad.
Mientras Netflix prepara la expansión comercial y física del universo Bridgerton, Rhimes sigue creando con el mismo nivel de intensidad: “Estamos terminando la edición de los próximos episodios, y ya arrancamos la sala de guionistas para la quinta temporada. Esto se ha convertido en un motor muy grande y complejo… que no se detiene.”
Esa maquinaria de contenido, impulsada por la pasión de los creadores y la inteligencia comercial de Netflix, se perfila como el futuro del entretenimiento. Un futuro donde cada historia puede dar origen a una experiencia, a una marca, a una comunidad.