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Según DJI, los drones agrícolas permiten ahorrar hasta 30% en insumos como fertilizantes y pesticidas y optimizan el uso del agua mediante monitoreo de humedad del suelo.
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Se espera que los drones alcancen 67,64 mil millones en 2029, con un crecimiento anual compuesto del 13,9% refieren datos de Mordor Intelligence.
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Los drones facilitan la identificación temprana de plagas y enfermedades, mejorando la eficiencia y productividad de pequeños y medianos productores.
Los drones agrícolas están dejando de ser una herramienta tecnológica común para convertirse en aliados estratégicos de los productores. Lejos de sustituir el trabajo de los agricultores, su función principal apunta a ofrecer un apoyo que optimice la eficiencia en el campo y reduzca el esfuerzo físico, especialmente en cultivos con áreas complicadas.
Su uso va más allá de la simple generación de mapas del suelo o el monitoreo de cultivos. Actualmente, los drones se emplean para aplicar agroquímicos de manera precisa, lo que permite disminuir desperdicios y costos, además de reducir el impacto ambiental del uso de fertilizantes y pesticidas. Esta tecnología permite que los agricultores tengan un control más detallado de la salud de sus cultivos, identifiquen plagas o deficiencias nutricionales a tiempo y tomen decisiones más informadas sobre la gestión de sus terrenos.
Agricultura de precisión al alcance de los pequeños productores
Como contexto, China lidera el mundo en la adopción de drones para agricultura, y su experiencia ha demostrado que esta tecnología puede aumentar la productividad y eficiencia sin reemplazar la labor humana, sino complementarla. América Latina empieza a seguir este camino, con un creciente interés en la incorporación de drones en sus prácticas agrícolas, tanto en plantaciones comerciales como en parcelas de menor escala.
Recientemente, la Universidad Autónoma Chapingo fue sede de la Convención Internacional 2025 “Drones para la Agricultura DJI-DTS”, un encuentro que reunió a cerca de 100 empresas líderes en mecanización agrícola provenientes de más de nueve países de Latinoamérica y China. Este evento destacó las innovaciones que los drones pueden ofrecer y cómo su adopción puede transformar la agricultura regional. Los expertos coincidieron en que la integración de estas herramientas no busca reemplazar al agricultor, sino potenciar su labor, haciendo que la producción sea más eficiente, rentable y sostenible.
El impacto potencial de los drones en el campo mexicano y latinoamericano es significativo. Para los pequeños y medianos agricultores, representan la posibilidad de reducir costos, mejorar la gestión del agua y maximizar rendimientos sin incrementar la carga laboral. Además, facilitan un acceso más rápido a datos críticos que antes requerían mediciones manuales, permitiendo decisiones más rápidas y acertadas.
Es así que, los drones agrícolas no son un reemplazo, sino un complemento que promete transformar la forma en que se cultiva, ofreciendo a los agricultores herramientas que aumentan su competitividad, optimizan recursos y permiten un manejo más inteligente del campo. La tecnología aérea aplicada al agro está lista para despegar, y los productores que la adopten podrían marcar la diferencia en eficiencia y sostenibilidad en los próximos años.
De acuerdo con datos de Mordor Intelligence, se proyecta que el mercado global de drones se expanda hasta 67,64 mil millones en 2029, con un crecimiento anual promedio del 13,9% durante este período. Este crecimiento no se limita a usos recreativos o comerciales tradicionales, sino que abarca aplicaciones innovadoras como la provisión de conectividad en zonas remotas, captura de imágenes y videos aéreos, estudios de fauna silvestre y tareas de servicio público.
El impulso del mercado está respaldado por avances tecnológicos en cargas útiles y sistemas electrónicos, así como por un aumento en las inversiones destinadas a potenciar la eficiencia y versatilidad de estos vehículos aéreos. Aunque la adopción aún es incipiente en varias regiones, se espera que se consolide a medida que los drones se vuelvan más accesibles y multifuncionales.
A pesar de su potencial, persisten desafíos que podrían frenar su expansión, como la limitada autonomía de vuelo, restricciones de peso y potencia y la heterogeneidad de las regulaciones aéreas en distintos países.
Más allá del crecimiento económico, los drones ofrecen una oportunidad para redefinir la infraestructura tecnológica en regiones remotas y desatendidas. Su capacidad de combinar conectividad, monitoreo ambiental y logística abre la puerta a soluciones integrales que podrían transformar sectores como la agricultura, la conservación y la respuesta a emergencias, marcando un nuevo paradigma en la interacción entre sociedad, territorio y espacio aéreo.
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