Uno de los componentes de la imagen corporativa es el branding, que se refiere al desarrollo del nombre y el logo de una marca, dándole un valor y significado tanto para el cliente como para la empresa propietaria de la marca.
Por tanto al crear una nueva marca es imprescindible, y muy importante, ya que es lo que va a representar un producto, bien o servicio. Pero existen los casos de rebranding, remodelaciones de imágenes, pero estas no siempre salen bien.
Casi todas las marcas van actualizando su imagen poco a poco a lo largo de su vida, algunas con un cambio más pronunciado y otro menos. El objetivo siempre es cambiar la percepción de su marca frente a su público, buscando una diferenciación de sus competidores que al mismo tiempo sea relevante para su audiencia y sobre todo creíble.
Un rebranding siempre trae costos muy altos consigo, cambios de decoración, uniformes, material gráfico, página web, redes sociales, vehículos, papelería corporativa, sólo por mencionar algunos.
Cuando una empresa ha hecho algo mal por mucho tiempo es normal que tenga una imagen negativa y se devalúe el valor de la marca. Lo recomendable es que el cambio de marca venga dado por un cambio en la estrategia empresarial, de nada sirve cambiar la imagen si no le sigue un cambio sustancial en su comportamiento.