
La inflación no distingue entre productos físicos y servicios digitales. En México, las plataformas de streaming más populares Netflix, Spotify y HBO han comenzado a ajustar sus precios y modificar algunos de sus planes, reflejando un impacto directo de la inflación sobre los consumidores digitales. Este aumento en tarifas no solo afecta el presupuesto de los usuarios, sino que también marca un cambio en la manera en que las compañías buscan equilibrar costos operativos, innovación y rentabilidad.
Netflix, pionero en el streaming global, ha decidido reforzar la medida que ya había anticipado meses atrás: modificar planes y limitar el uso compartido de cuentas. Esta estrategia busca optimizar los ingresos en un contexto donde la competencia y los costos de contenido original continúan en aumento. Por su parte, Spotify también confirmó incrementos en sus suscripciones, afectando tanto a planes individuales como familiares, mientras HBO ajustó ciertos paquetes para adaptarse al nuevo panorama económico y mantener la viabilidad de su oferta de contenido premium.
¿Qué nos dice este cambio?
El cambio de precios refleja una tendencia más amplia en la industria: el streaming, que durante años fue un refugio económico para el entretenimiento, comienza a percibir la presión inflacionaria de manera directa. Para las plataformas, este ajuste no solo es necesario para mantener la producción y adquisición de contenidos de calidad, sino también para sostener la infraestructura tecnológica que garantiza la experiencia de usuario que millones de personas esperan cada día.
El impacto de la inflación y la necesidad de monetización también han impulsado cambios en las políticas de uso. Google, no se queda atrás y también se suma, a través de YouTube Premium, ha comenzado a bloquear a los usuarios que comparten sus cuentas para evitar pagar. La empresa argumenta que esta medida permite ofrecer una experiencia más personalizada y mejora continuamente el servicio, incluyendo la incorporación de nuevas funciones y productos. Este movimiento sigue el ejemplo de Netflix, que también limitó la compartición de cuentas, buscando proteger los ingresos frente a la expansión del acceso gratuito indirecto a su contenido.
Este tipo de ajustes evidencia un doble objetivo: por un lado, las compañías buscan mantener la sustentabilidad financiera en un entorno inflacionario; por otro, buscan incentivar que cada usuario tenga su propia suscripción, fortaleciendo la relación directa con la plataforma y permitiendo un seguimiento más preciso de hábitos de consumo. La medida genera, sin embargo, un debate entre usuarios que ven limitada su flexibilidad y las empresas que buscan mantener su modelo de negocio frente a la presión de costos.
Los consumidores enfrentan ahora una decisión más compleja: pagar más por suscripciones individuales o renunciar a algunos servicios. Mientras que los precios de streaming suben, el valor percibido por los usuarios dependerá cada vez más de la calidad del contenido, la variedad de funciones y la experiencia personalizada que las plataformas sean capaces de ofrecer. Este fenómeno refleja cómo la inflación no solo impacta bienes físicos, sino también servicios digitales, y cómo las empresas deben innovar para justificar cada peso adicional que solicitan a sus usuarios.
Debido a la alta demanda en la cantidad de suscripciones en servicios y plataformas de streaming de, los ingresos de la industria musical global aumentaron un 9 por ciento el año pasado, según el Informe Mundial de Música de la IFPI. Esto marcó el octavo año consecutivo de crecimiento para la industria, que había experimentado una disminución en los ingresos durante la última década.
El streaming representó el 67 por ciento de los ingresos mundiales del mercado de la música grabada el año pasado con 66 millones de personas uniéndose a la tendencia del streaming. Los servicios de música acumularon 589 millones de usuarios de pago a nivel global tan sólo a finales de 2022.
Las suscripciones han aumentado constantemente durante los últimos años y es que el número de personas en todo el mundo con una cuenta premium en servicios de música en streaming fue de ocho millones en 2010, superando los 100 millones en 2016 y casi quintuplicándose cinco años después.
El crecimiento constante de la industria de la música en streaming en los últimos años ha sido impresionante, pues ha ganado popularidad debido a su comodidad y asequibilidad, se ha convertido en una fuente importante de ingresos para la industria musical, ya que se ha optando por suscripciones de pago y se espera que el crecimiento y evolución continúe en los próximos años.
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