La versión “femenina” de diferentes productos suele distinguirse por el empleo del color rosa, sin embargo, existen otros factores que los hacen sobresalir de aquellos que son “para hombres” o bien, unisex, entre los que destaca el precio, el cual suele ser más alto.
De acuerdo con el Departamento de Asuntos sobre el Consumo de Estados Unidos, un mismo producto cuesta en promedio 7 por ciento más cuando está empaquetado bajo el título “para mujeres”, en comparación con aquellos que son para ambos sexos o para hombre. Hay que destacar que esto ya había sido señalado con anterioridad por la organización feminista francesa Georgette Sand.
Asimismo, la organización francesa señala que en dicho país la mujer paga 0.8 centavos más que los hombres por cinco afeitadoras, pues, en el caso de ellos, éste mismo suele traer cinco afeitadoras adicionales. Este suceso suele conocerse como “impuesto rosa”.
Lo anterior ocasiona que se plantee la pregunta sobre sí el color rosa es un color que remita lujo, lo cual, suele ser cierto al tener en cuenta el aumento de precios en este tipo de mercancía.
Cabe mencionar que regiones como Florida, en Estados Unidos, encontraron el mismo suceso, ahora en productos de cuidado personal como rastrillos, jabones y desodorantes. Un factor que vale la pena mencionar es que el “impuesto rosa” no tiene alguna relación con el efecto oferta-demanda, pues el caso más claro se indica justo en los rastrillos.
Aunque el comportamiento del “impuesto rosa” puede basarse en cualidades no muy claras de la mercancía para mujeres, su razón aún es desconocida, esto pese a que se siguen adquiriendo productos que enfatizan la diferencia entre hombres y mujeres por medio del color.