Ni el mejor filtro de Instagram podrá salvarlos. El glamur que hoy rodea a los influencers podría transformarse en una pesadilla estética dentro de unas décadas. Un inquietante estudio de Casino.org advierte que el estilo de vida de estos creadores de contenido dejará cicatrices visibles en 2050, donde los veremos con piel dañada, joroba, pérdida de cabello y fatiga visual crónica.
La investigación, respaldada por datos médicos, presentó a Ava, un modelo digital que muestra los efectos acumulados de años de exposición a pantallas, cosméticos, cirugías y estrés por algoritmos. Una especie de “Dorian Gray” para la era de las redes sociales.
Según datos de Statista, en 2024, el mercado mundial de marketing de influencers alcanzó un valor estimado de 21 mil 100 millones de dólares, más del 10x respecto a 2016. Y se calcula que hay entre 30 y 50 millones de creadores de contenido en el mundo, y cada año la industria crece entre 10 por ciento y 20 por ciento.
Pero la otra cara de esta profesión “aspiracional” son las consecuencias físicas y emocionales de jornadas que pueden alcanzar hasta 90 horas semanales, gran parte de ellas bajo luces, cámaras y pantallas.
El “cuello tecnológico” y la postura encorvada
Uno de los problemas más graves que anticipa el estudio es el síndrome del “cuello tecnológico”. Posar horas frente al celular, grabar contenido en vivo y revisar notificaciones provoca una inclinación permanente de la cabeza hacia adelante y dolores crónicos en la columna cervical. Investigadores de la revista Interdisciplinary Neurosurgery aseguran que esta postura no neutral del cuello puede derivar en serios trastornos musculoesqueléticos.
Asimismo, el maquillaje constante, los cambios frecuentes de productos cosméticos y la exposición diaria a luces LED terminan por provocar irritación, manchas e inflamación persistente. Es el llamado “envejecimiento digital”, donde la iluminación artificial acelera arrugas y pigmentación irregular. A ello se suma el auge de cirugías baratas en destinos como Turquía, que han dejado reportes de complicaciones severas.
@shivalibest Move aside Molly-Mae and Zoella – this is what scientists say influencers will look like in the year 2050 😳 #influencers ♬ Spooky, quiet, scary atmosphere piano songs – Skittlegirl Sound
Las largas horas frente a pantallas también amenazan la salud visual. El síndrome de visión por computadora genera resequedad, visión borrosa y ojeras profundas, como las que exhibe el modelo digital Ava. Especialistas recomiendan la regla 20-20-20: descansar cada 20 minutos mirando a seis metros de distancia por 20 segundos. Sin embargo, la dinámica de likes y seguidores dificulta cumplir con esta rutina.
Casino.org también retrata las consecuencias de la “dismorfia digital”: labios y mejillas sobreinyectados, rostros artificiales y el llamado “síndrome de cara de almohada”. Incluso el cabello paga las consecuencias. El uso constante de extensiones y peinados agresivos provoca alopecia por tracción, un tipo de calvicie progresiva y, en muchos casos, irreversible.
La influencer ficticia Ava se convierte así en un recordatorio incómodo: el glamur del presente podría convertirse en el desgaste del futuro. Y es que, aunque los filtros disimulen imperfecciones, la factura física y emocional de esta profesión está lejos de poder editarse con una aplicación.
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