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México es líder mundial en consumo de refrescos.
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El consumo per cápita es de aproximadamente 163 litros por año, un 40% más que Estados Unidos (118 litros).
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Una familia promedio destina al menos 10% de sus ingresos a la compra de refrescos.

El Paquete Económico 2026 presentado por el gobierno de Claudia Sheinbaum incluye un aumento significativo en los impuestos a productos considerados dañinos para la salud y que afectan directamente el bolsillo de las familias mexicanas. Entre ellos destacan los refrescos, las bebidas saborizadas, los cigarros, las apuestas y hasta los videojuegos con contenido violento, conocidos popularmente como “impuestos al vicio” o gravámenes antiobesidad.
Para las bebidas saborizadas, se propone que la cuota del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) pase a 3.0818 pesos por litro, incluyendo incluso aquellas con azúcares no calóricos. Actualmente, la cuota vigente es de aproximadamente 1 peso por litro, por lo que el incremento representa más del triple de lo que los consumidores pagan hoy en día por cada litro de refresco.
Impacto en los precios de las principales marcas
El aumento del IEPS tendrá un efecto directo y tangible en los precios al consumidor. Por ejemplo, una botella de Coca-Cola de un litro, que actualmente se vende en torno a 28 pesos, podría llegar a costar aproximadamente 31 pesos con el nuevo impuesto. En el caso de Pepsi, también de un litro, el precio subiría de 21 pesos a cerca de 24 pesos.
Las bebidas de mayor volumen sufrirán aumentos más notorios. Una botella de Jarritos de dos litros, cuyo precio actual es de 20 pesos, podría alcanzar los 26 pesos con el IEPS 2026, mientras que una botella de Manzanita de dos litros pasaría de 30 a 36 pesos. En el caso de Squirt, que se vende en presentaciones de tres litros, el aumento sería más pronunciado, de 41 a poco más de 50 pesos, sumando más de nueve pesos al costo por unidad.
En términos generales, los productos de mayor volumen son los que se verán más afectados en términos absolutos debido a que el impuesto se aplica por litro. Esto significa que los consumidores que compran presentaciones grandes sentirán un impacto más fuerte en su presupuesto familiar.
México y el consumo de refrescos
El consumo de refrescos en México sigue siendo un tema de preocupación para especialistas en salud y economía. Nuestro país ha mantenido durante años el liderazgo mundial en este rubro, según datos de Statista y de la UNAM. De acuerdo con la Universidad de Yale, el consumo per cápita alcanza aproximadamente 163 litros por año, superando en un 40% a Estados Unidos, que ocupa el segundo lugar con 118 litros por persona al año.
Este elevado consumo no solo tiene implicaciones de salud, sino también económicas. Se estima que, en promedio, una familia mexicana destina al menos un 10% de sus ingresos a la compra de refrescos. Con el incremento del IEPS, este porcentaje podría aumentar, especialmente en hogares de menores ingresos, generando un impacto más profundo en la economía doméstica.
Justificación del aumento: salud y economía familiar
La Secretaría de Hacienda y la Presidencia han defendido este incremento del IEPS como una medida preventiva frente a los efectos nocivos del consumo excesivo de refrescos, que incluyen obesidad, diabetes tipo 2 y otras enfermedades relacionadas con el exceso de azúcar. Además, los recursos recaudados a través de este impuesto se destinarán a programas de salud pública y políticas de prevención, con el objetivo de reducir la incidencia de estas enfermedades en la población.
La medida también se plantea como una forma de reducir el consumo de productos que impactan negativamente la economía de las familias mexicanas, incentivando hábitos de consumo más saludables y sostenibles. La lógica es que al aumentar el precio de las bebidas nocivas, las familias reconsideren su consumo y se dirijan hacia alternativas más saludables.
Un cambio que afectará al mercado y a los consumidores
Con el IEPS a 3.0818 pesos por litro, las marcas más populares sufrirán ajustes significativos, y los consumidores notarán la diferencia en cada compra. Además, esta medida abre el debate sobre el equilibrio entre políticas de salud pública y el impacto económico en el consumidor, especialmente en aquellos hogares que destinan una parte importante de sus ingresos a bebidas industrializadas.
Es así que, el IEPS 2026 representa un incremento sustancial en los precios de los refrescos, con efectos directos sobre los consumidores y el mercado. Las presentaciones de mayor volumen serán las más afectadas, mientras que los consumidores deberán adaptarse a estos nuevos costos que buscan, según el gobierno, fomentar hábitos de consumo más saludables y proteger la economía familiar.