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La Secretaría de Economía admite que, la inversión extranjera directa aporta capital, tecnología, empleo e innovación, y es clave para el crecimiento económico del país.
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Según el World Justice Project 2023, México ocupa el lugar 116 de 142 países en Estado de Derecho.
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Iberdrola invirtió 4 millones de euros en proyectos de energías renovables en México.
La confianza legal en México vuelve a estar en el centro del debate tras los recientes movimientos de Iberdrola. Y es que, la energética española anunció inversiones globales por más de 5 mil 600 millones de euros en el primer semestre de 2025, pero destinó apenas 4 millones a proyectos en territorio mexicano, una señal clara del cambio de prioridades. Pese a ser uno de sus mercados más importantes en años anteriores, a día de hoy México pierde atractivo frente a países potenciales como Brasil o Reino Unido, donde la empresa percibe mayor estabilidad regulatoria y garantías legales.
El repliegue de Iberdrola ocurre tras la venta de activos estratégicos, incluyendo doce plantas de ciclo combinado y un parque eólico, lo que ha generado especulaciones sobre su permanencia en el país. Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum afirmó que no existen razones para que la firma abandone México, sí reconoció la necesidad de apegarse a las reglas del juego establecidas.
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Este caso revive un tema crítico: ¿existe seguridad jurídica para operar en México? Más allá del sector energético, esta preocupación resuena en el ámbito de las marcas.
La seguridad jurídica es el principio que permite que una empresa invierta, innove y crezca sin temor a cambios arbitrarios en las reglas del juego. Cuando este principio se tambalea como lo sugiere el repliegue de Iberdrola o los largos litigios de marcas globales no sólo se impacta el flujo de capital, sino también la reputación del país como un entorno confiable para hacer negocios.
Para que México se mantenga competitivo en el mapa global, debe ofrecer no solo incentivos fiscales o mano de obra calificada, sino también garantías jurídicas claras, accesibles y coherentes.
Y es que, la seguridad jurídica es un componente clave para atraer y retener inversión extranjera, así como para garantizar que las marcas, ya sean locales o globales puedan operar con certidumbre. Este principio implica la existencia de un marco legal claro, predecible y estable, donde las reglas del juego no cambian arbitrariamente y donde los mecanismos de protección legal son eficaces y accesibles.
En el caso mexicano, diversos organismos han señalado preocupaciones crecientes en torno a este tema.
La importancia de la inversión extranjera en México
Indudablemente, la inversión extranjera directa aporta capital, tecnología, innovación y empleo, además de fortalecer la competitividad del país en sectores estratégicos como manufactura, energía, telecomunicaciones, comercio y servicios financieros.
Según cifras de la Secretaría de Economía, México recibió más de 36 mil millones de dólares en IED durante 2023, lo que representó un aumento del 2% respecto al año anterior. Entre los principales países inversionistas se encuentran Estados Unidos, Canadá, España, Alemania y Japón, lo que demuestra la relevancia del país dentro de cadenas globales de valor.
Sin embargo, organismos internacionales advierten que, si bien México sigue siendo atractivo por su ubicación geográfica y su red de tratados comerciales (como el T-MEC o el TIPAT), existen retos estructurales que pueden limitar su potencial. De acuerdo con el Informe Mundial sobre Inversiones 2023 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), los inversionistas valoran cada vez más la estabilidad normativa y el respeto al Estado de derecho como condiciones clave para mantener sus operaciones a largo plazo.
Asimismo, el Banco Mundial, en sus análisis regionales, ha enfatizado que los países con mejores sistemas legales y mayor seguridad jurídica son los que logran mayor retención de capital extranjero, especialmente en sectores intensivos en tecnología e innovación. La transparencia regulatoria, la protección de activos y el cumplimiento efectivo de contratos se han convertido en factores críticos para la confianza empresarial.
Por tanto, mantener y mejorar las condiciones para la inversión del exterior no solo es deseable, sino esencial para sostener el dinamismo económico, generar empleos de calidad y avanzar en sectores prioritarios como la transición energética, la digitalización y la industria automotriz, áreas donde México busca consolidarse como líder regional.