El pasado 28 de agosto, se celebró en nuestro país el Día del Adulto Mayor, en donde la población de adultos mayores sobrepasa los ocho millones de personas mayores de 70 años, cifra que de acuerdo a lo estimando por el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) alcanzará los 50 millones de personas para el año 2050, lo que nos puede dar una dimensión de las necesidades a cubrir en un futuro.
De acuerdo con el Conteo de Población 2005 del INEGI, la esperanza de vida en México es de 72.4 años para los hombres y 77.4 años para las mujeres, y es el Distrito Federal la entidad del país con el mayor porcentaje de personas mayores de 60 años.
Al igual que en otras naciones, en nuestro país son pocas las empresas y organizaciones públicas o privadas que apoyan el desarrollo de los adultos mayores, ya que la mayoría prefiere hacerlo en otros rubros como son mujeres, niños, medio ambiente y educación, dejando de lado a muchas de las personas que han dado su vida y tiempo al progreso de un país.
Aunado a esto, es necesario considerar cambios en la estructura familiar y social, la reducción en la atención no formal, la pérdida de roles, la soledad, el maltrato, los diversos problemas económicos derivados de las bajas o nulas pensiones por jubilación, la invisibilidad social y cultural como consecuencia de las visiones catastrofistas sobre el proceso de envejecimiento, lo que genera una falta de protección a sus derechos.
Por todo lo anterior, es indispensable desarrollar mayores campañas sociales (Gray Social Marketing– por referirse a la gente con canas de color gris, gray en inglés), que fomenten la cultura necesaria para dignificar a este importante segmento de la población y que según los datos demográficos, tendremos pronto una población invertida, es decir, con más adultos que jóvenes, puesto que actualmente son muchos jóvenes que no esperan tener hijos, los llamados DINKYs (Double Income No Kids Yet /Doble Ingreso No Niños) o (DINKs– Double Income No Kids). Además, existe un mayor umbral de longevidad gracias a los avances médicos.
Cabe mencionar, que el ser DINKY o DINK no es algo malo, pues la diferencia estriba en tener adultos mayores con pésima calidad de vida y una sociedad con poca cultura y sensibilidad frente a los mismos. En nuestras manos está apoyar a las asociaciones privadas que se dedican a atender a esta población en crecimiento y generar una cultura de una jubilación digna en nuestro país.