
El café es una de las bebidas más consumidas en el mundo, pero el gasto anual por persona en esta bebida varía notablemente según la región. De acuerdo con datos recientes de Statista Market Insights, Dinamarca encabeza la lista con un gasto promedio de 1,117 euros per cápita al año, una cifra que refleja tanto el amor por el café como las particularidades del mercado local.
Estas diferencias no solo se explican por el consumo, sino también por los precios propios de cada país. En general, los precios de productos alimenticios, especialmente los considerados como lujo o premium, pueden variar considerablemente entre regiones, afectando directamente cuánto desembolsan los consumidores por su café. Así, mientras en países escandinavos como Dinamarca, Suecia o Noruega el consumo de café es intenso y habitual, en regiones del sur y este de Europa, la ingesta es menos frecuente, lo que impacta el volumen y el gasto.
El análisis del mercado del café abarca tanto el café tostado (molido, en grano, cápsulas y monodosis) como el café instantáneo, dejando fuera las bebidas preparadas listas para beber que suelen encontrarse en máquinas expendedoras o supermercados. Curiosamente, alrededor del 75% de las ventas se registran fuera del hogar, en sectores como cafeterías, restaurantes, panaderías e incluso gasolineras. Esto demuestra que el café no solo es un producto para consumo doméstico, sino también una experiencia social y cotidiana que mueve una gran parte de la economía en el sector servicios.
En cuanto a las marcas dominantes, Nestlé lidera el segmento minorista con sus reconocidas líneas Nespresso y Nescafé, que han sabido adaptarse a diferentes gustos y estilos de consumo, desde la comodidad del café instantáneo hasta la sofisticación de las cápsulas para máquinas de alta gama.
Desde una perspectiva diferente, esta tendencia también refleja hábitos culturales y estilos de vida. En los países nórdicos, por ejemplo, el café es un elemento clave en la rutina diaria y en la interacción social, donde las pausas para el “fika” o café constituyen un ritual esencial. En contraste, en otras regiones, el café se consume en menor cantidad y con menos frecuencia, lo que influye en el gasto global.
Además, la creciente demanda de cafés especiales, orgánicos y de comercio justo está empezando a cambiar el panorama global, elevando el precio medio del café en muchos mercados y creando nuevos nichos que impulsan el gasto per cápita. Por tanto, el consumo y gasto en café no solo reflejan preferencias, sino también transformaciones en la manera en que los consumidores valoran y eligen esta bebida.
En definitiva, el análisis del gasto en café es un reflejo complejo que mezcla economía, cultura y tendencias de consumo, mostrando cómo un producto tan cotidiano puede contar historias muy distintas alrededor del mundo.
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