
Pop Mart ha logrado transformar el concepto tradicional de los juguetes coleccionables en un fenómeno cultural y económico de gran alcance. Sus figuras, especialmente la línea de Labubus, han trascendido el ámbito infantil para convertirse en símbolos de una tendencia global que mezcla arte, diseño y pasión por el coleccionismo.
Lo que hace especial a Labubu y sus figuras similares no es solo su diseño único, una combinación de ternura y elementos inquietantes, sino también su formato de venta. Estas piezas se comercializan principalmente en “cajas ciegas”, donde el comprador desconoce cuál figura específica obtendrá, lo que genera una dinámica de sorpresa y expectación que estimula la compra repetida y la búsqueda de las versiones más exclusivas. En particular, las variantes “secretas” de los Labubus son las más codiciadas y pueden alcanzar precios elevados en el mercado secundario, alimentando una comunidad ferviente y dedicada de coleccionistas.
El impacto de esta estrategia es claro en los números. En 2024, Pop Mart reportó ingresos superiores a los 1,800 millones de dólares, de los cuales aproximadamente 420 millones provinieron de mercados internacionales, destacando la expansión y aceptación global de la marca. Este crecimiento no solo refleja un éxito comercial, sino también una redefinición del coleccionismo como experiencia social y cultural.
Las redes sociales juegan un papel crucial en esta evolución. Plataformas como TikTok, Instagram y YouTube han potenciado la visibilidad y viralidad de los coleccionables Pop Mart, permitiendo que comunidades de fans compartan sus aperturas de cajas, intercambios y rarezas encontradas. Este fenómeno de “unboxing” y exhibición digital no solo fomenta la conexión entre coleccionistas, sino que también atrae a nuevas audiencias y consumidores que buscan ser parte de esta tendencia.
Así, Pop Mart no solo vende juguetes, sino que ha creado un ecosistema donde el arte, la sorpresa y la interacción social convergen para transformar el coleccionismo en un estilo de vida moderno. Los Labubus y sus figuras hermanas ejemplifican cómo un producto bien diseñado y comercializado puede convertirse en un símbolo cultural, impulsando la economía del coleccionismo y estableciendo nuevas formas de consumo influenciadas por la era digital.
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