
La transición energética hacia fuentes más limpias y sostenibles no solo está ayudando a combatir el cambio climático, también está transformando el mercado laboral a escala global. De acuerdo con un informe reciente de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 16,2 millones de personas trabajaban en el sector de las energías renovables en 2023, una cifra que representa más del doble de los 7,3 millones registrados en 2012.
La energía solar fotovoltaica lidera la generación de empleo, con más de 7,1 millones de puestos de trabajo. Le siguen la bioenergía que abarca biocombustibles líquidos, biomasa y biogás con 2,8 millones, y la energía hidroeléctrica, con alrededor de 2,3 millones. Esta expansión evidencia cómo el impulso a las tecnologías limpias no solo responde a metas ambientales, sino que también está generando oportunidades económicas concretas.
El informe señala que las inversiones en renovables están generando empleo en un número creciente de países, aunque la mayor concentración sigue estando en pocas naciones. China encabeza la lista, con más de 7,4 millones de empleos gracias a sus desarrolladas industrias solar y eólica. Le siguen Brasil, con 1,6 millones de trabajadores principalmente en biocombustibles, y la Unión Europea, con aproximadamente 1,8 millones de empleos distribuidos en diversos subsectores. Estados Unidos e India también figuran entre los países con mayor participación laboral en este ámbito.
Aunque el crecimiento es alentador, el reto ahora es diversificar la distribución de estos empleos y garantizar una transición justa. Esto implica mejorar el acceso a capacitación técnica, fomentar políticas públicas inclusivas y asegurar que las comunidades tradicionalmente marginadas también puedan beneficiarse de esta transformación.
El auge de los llamados “empleos verdes” demuestra que la sostenibilidad no está reñida con el desarrollo económico, sino que puede ser un motor clave de progreso. Lejos de ser una tendencia pasajera, la economía verde ya es un pilar del presente y todo apunta a que seguirá ganando fuerza en el futuro, a medida que el mundo se aleja de los combustibles fósiles y se acerca a un modelo energético más justo, resiliente y sostenible.
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