
Normalmente lo que solemos ver en la televisión y otros medios son en su mayoría malas noticias, y muchos ya se encuentran agobiados y cansados por esto. Y es que, en un contexto global marcado por conflictos armados, crisis económicas y desastres naturales, el consumo de noticias está experimentando un notable descenso a nivel mundial. Lejos de ser un fenómeno aislado, esta tendencia refleja una creciente fatiga informativa entre las audiencias, quienes cada vez con mayor frecuencia optan por distanciarse de los medios tradicionales. Un estudio reciente de la agencia británica Reuters revela que en 2025, alrededor del 40% de los encuestados en 48 países admitieron evitar las noticias de manera ocasional o frecuente.
Este alejamiento no es homogéneo: mientras en Turquía más del 60% de las personas prefieren evitar el contacto con los noticieros, en Japón apenas un 11% manifiesta este comportamiento. En el mundo hispanohablante, Argentina lidera con un 46% de evasión, seguida de España con un 37%, según los datos del mismo estudio. El aumento de la evasión en comparación con encuestas similares realizadas en 2017 es evidente, lo que confirma que este fenómeno está en expansión.
Pero más allá del rechazo a la negatividad y la saturación informativa, este comportamiento puede entenderse también como una señal de que los consumidores están buscando nuevas formas de relacionarse con la información. La constante exposición a titulares alarmantes puede generar ansiedad, estrés e incluso una sensación de impotencia, impulsando a las personas a buscar un equilibrio emocional. En lugar de simplemente ignorar las noticias, muchos usuarios prefieren elegir fuentes y formatos que les permitan mantenerse informados sin sacrificar su bienestar mental.
Este cambio abre una ventana para que los medios de comunicación reconsideren su enfoque y estilo, adoptando narrativas más equilibradas y constructivas, y ofreciendo espacios para historias que inspiren o expliquen con mayor profundidad, en lugar de solo alertar sobre crisis. La aparición de plataformas digitales y podcasts especializados ha facilitado la creación de contenidos personalizados, donde la audiencia puede seleccionar temas de interés y formatos menos abrumadores.
Además, esta tendencia plantea un desafío para la democracia y la participación ciudadana, pues la evasión informativa puede afectar el acceso a información crítica para la toma de decisiones. Por ello, es vital que tanto medios como educadores fomenten el consumo responsable y crítico de las noticias, promoviendo la alfabetización mediática para que las personas puedan navegar mejor en el complejo panorama informativo actual.
En definitiva, la disminución en el consumo tradicional de noticias no solo refleja cansancio o rechazo, sino también una transformación en la manera en que las audiencias desean informarse, buscando proteger su salud emocional y al mismo tiempo mantenerse conectados con el mundo, aunque sea a través de nuevos canales y formatos más adaptados a sus necesidades.