La tragedia y la polémica rodean a Tesla una vez más. Michael Sheehan, de 47 años, murió quemado vivo en su Cybertruck después de que la camioneta estallara en un incendio de más de 5 mil grados, un calor tan intenso que fracturó sus huesos y lo redujo veinte centímetros de estatura, según revela la demanda presentada en Texas por negligencia.
Sheehan compró su futurista camioneta en abril de 2024, y apenas tres meses después, el 3 de agosto, el vehículo se desvió de la carretera y se estrelló contra una alcantarilla cerca de Beach City, a unas 30 millas de Houston. La SUV de 100 mil dólares sufrió una falla catastrófica en sus baterías, que lo atrapó en un infierno de fuego imposible de escapar.
Su abogado, S. Scott West, calificó el incidente como una “trampa de fuego” creada por Tesla. “Este diseño de ‘nave espacial’ es un arma de doble filo. La empresa priorizó la estética sobre la seguridad básica, haciendo casi imposible que Michael escapara una vez que la energía del vehículo se agotó”, declaró a The Independent.
La demanda señala que las puertas eléctricas del Cybertruck no se abren tras un corte de electricidad, las manijas exteriores fallan y los pestillos manuales son difíciles de localizar durante emergencias. Además, acusa que Tesla ofreció “advertencias o capacitación insuficientes” sobre cómo actuar en caso de accidente.
Sheehan, quien trabajaba como enfermero, era recordado por su familia como un esposo devoto con “espíritu gentil”, amante de cocinar y fanático de las películas de zombis. Su muerte conmocionó a la comunidad y se convirtió en la primera víctima mortal de un Cybertruck desde su lanzamiento en noviembre de 2023.
Meses después, otros accidentes similares ocurrieron en California, incluyendo uno que dejó en coma a Alijah Arenas, recluta de baloncesto de la USC e hijo del ex jugador de la NBA Gilbert Arenas.
Tesla ha enfrentado múltiples retiradas del mercado desde el lanzamiento del modelo, por fallas que van desde pedales del acelerador sueltos hasta paneles de carrocería defectuosos, mientras las ventas se desploman y la reventa del vehículo se deprecia.
West espera que el caso Sheehan obligue a Tesla y a Elon Musk a revisar la seguridad de sus vehículos. “Cada religión tiene su versión del infierno, y cada versión del infierno tiene fuego. Ese es mi reto para Elon: que estos vehículos sean tan seguros que ya no tengamos que enfrentar tragedias como esta”, concluyó.
Tesla y The Barn Whiskey Bar, donde Sheehan supuestamente consumió alcohol la noche del accidente, no respondieron a solicitudes de comentario.
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